Friday, March 07, 2014

Cambio climático: análisis de un conflicto

La transformación de conflictos es una rama de las ciencias sociales que estudia la dinámica de los conflictos. Un conflicto es una incompatibilidad de objetivos, o sea, cuando dos o más personas tienen metas que son inalcanzables simultáneamente. Su estudio considera el análisis de causas y consecuencias, los pronósticos futuros y las propuestas para dirimir las contenciones.

El cambio climático es el nombre que se le da a una serie de alteraciones climatológicas y ambientales cuya causa principal es el quehacer humano en el planeta. Constituye un conflicto porque no es posible seguir consumiendo recursos naturales a un ritmo más acelerado de lo que el planeta mismo puede regenerar naturalmente, y cuyo residuo es un nivel de contaminación de aire, agua, tierra fértil y ecosistemas que reduce la capacidad del planeta de sostener la vida. Nosotros mismos somos los causantes del problema pero no somos sus únicas víctimas, pues afecta a todas las formas de vida.

Existen tres causas primordiales del efecto humano en el cambio climático, a saber: a) la deforestación de bosques, que libera grandes cantidades de dióxido de carbono a la atmósfera; b) la industria de la carne de res, que debe mantener mil millones de cabezas de ganado vacuno (vacas, toros, bueyes, búfalos, yaks); y c) el transporte vehicular, que incluye transporte público y privado de personas y transporte de mercancías comerciales tales como alimentos, combustibles fósiles, entre otros.

Uno de los elementos fundamentales de un conflicto es el paso del tiempo. O sea, qué sucederá en el futuro si se mantienen las causas que lo generan, si continúan agravándose, o si, por el contrario, se reducen significativamente. Contamos con un buen ejemplo de un conflicto de carácter global y ambiental que fue transformado exitosamente. Hace 30 años se identificó un gran agujero en la capa de ozono que filtra buena parte de los rayos ultravioleta que provienen del sol. Se llegó a un acuerdo mundial para reducir el uso de clorofluorocarbonos (CFCs), que eran el principal causante del conflicto, y se detuvo eficazmente la agravación del problema.

Según el impacto negativo que hemos tenido en los ecosistemas, los pronósticos indican que para mediados de este siglo las condiciones de vida en la Tierra serán muy inferiores a la actualidad. Muchos estaremos retirados para entonces, pero es probable que nuestros hijos y nietos estén en su edad más próspera y deban vivir y sufrir esa realidad futura que estamos provocando hoy.

Existe un elemento agravante respecto al cambio climático, y es la reducida cantidad de personas que conocen del problema. La inmensa mayoría de la población desconoce siquiera que exista. No nos referimos a quienes lo niegan o prefieren no creer que sea un problema o que sea tan grave, sino a miles de millones de personas a quienes no les ha llegado la noticia de semejante conflicto. En eso han fallado dramáticamente las autoridades públicas del mundo, ya que, si bien buena parte de las soluciones deberían provenir de ese sector, es mucho lo que se podría hacer desde la esfera privada a nivel individual, local y regional.

Dentro de las transformaciones urgentes, importantes y accesibles están la sustitución de fuentes fósiles de energía por fuentes renovables; cambios culturales respecto al uso del transporte, al consumo de bienes que provocan deforestación o que provienen de lejanas distancias; y la comunicación efectiva del problema, de manera que entre todos podamos hacerle frente lo antes posible.

Paz es la capacidad de transformar conflictos de manera creativa y armoniosa. Eso es lo que queremos.

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