Sunday, July 22, 2012

Diálogo con Felipe - MEGAs de Costa Rica


Hola Felipe,

Gracias por tus consultas, que provocan al pensamiento y estimulan la creatividad. ¡Buen facilitador!

Creo que las metas deben ser medibles y tendientes a metas aún mayores, que Jim Collins denomina MEGAs (MEtas Grandes y Audaces) en su libro Empresas que Perduran (altamente recomendado para cualquier persona que quiera dejar una huella más allá de su propia vida).

Así que primero habría que identificar esas MEGAs, sin pensar mucho en costos por el momento. De todas maneras, son proyecciones a larguísimo plazo (digamos, 40 años). Sugeriría las siguientes:

1. Que Costa Rica sea un "hub" de innovación reconocida globalmente, promoviendo la colaboración creativa entre expertos en ciencias naturales, ingenierías, informática, medicina y matemáticas;
2. Que 100 costarricenses alcancen el primer lugar mundial (o medallas de oro olímpicas) en disciplinas de deporte de aventura (kayak, surf, ciclismo de montaña y de ruta, triatlón, eco-challenge, "orienteering" (una especie de rally en montaña que es muy popular en muchos países), veleros, etc.
3. Que 80% del territorio nacional tenga cobertura boscosa regenerativa de ecosistemas;
4. Que sea exportador neto de dos terceras partes de la energía que genera;
5. Que sea el país con más empleos per cápita en turismo sostenible;
6. Que cuente con los mejores sistemas de salud y educación públicas del mundo;
7. Que tenga el PIB per cápita más alto de América Latina;
8. Que sea carbono-negativo (que secuestre más CO2 del que emite);
9. Que tenga la menor tasa de homicidios violentos de las Américas;
10. Que sea el país del mundo con mejor índice de transparencia en la función pública.

Luego, habría que desarticular cada MEGA para ver cuáles deberían ser las “metas volantes” a cumplir para 2035 y 2020 si queremos llegar a ellas para 2050. Ese ejercicio tal vez es para otra ocasión. Sin embargo, si echas un vistazo a estas MEGAs, en todas ellas tenemos camino recorrido. O sea, no estaríamos procurando una transformación paradigmática radical, sino mejorando lo que ya hemos logrado o comenzado al menos, y llevarlo a un nivel óptimo como colectividad.

Por ejemplo, para tener 100 campeones mundiales (ya tenemos algunos), no basta con escoger 100 personas y entrenarlas en esclavitud para que lo logren. Necesitaríamos de cien mil atletas de alto nivel y que uno de cada mil alcance logros mundiales.

En cobertura boscosa, similar: ya tenemos 52%, y nuestras tierras tienen vocación para que todo el territorio sea bosque o humedal. Esto implica mayores esfuerzos a lo ya logrado, que es destacable a nivel mundial.

En educación y salud lo que se necesita es mejora en la calidad, no en la cobertura. Deben mejorar los líderes que entusiasman a los jóvenes, los planes de capacitación de maestros, las metodologías de enseñanza adaptadas para el siglo XXI (y aspirando a formar ciudadanos que se graduarán del colegio en la década de los 2020s), e incorporar eficazmente las tecnologías de comunicación para que resulten en alto impacto para toda la población, sobre todo para los más desconectados en la actualidad.

Habrá otras áreas donde se requiera un consistente cambio de dinámica. No puede ser que el ICE –institución a la que defiendo a capa y espada- gestione ocho o diez proyectos de nueva energía renovable simultáneamente, pudiendo gestionar 80 ó 100 si fuera facilitador de concesiones de obra pública siguiendo sus propios estándares de calidad, y apoyándose en otros estándares de eficiencia a nivel mundial. O bien, que pudiera gestionar 800 proyectos nuevos si permitiera que, en ciertas zonas del país, en ciertos tipos de energía, hubiera participación privada cuyo negocio fuera generar la energía que el ICE compraría a una tarifa fijada por ley, la vendería y distribuiría entre los consumidores, y el exceso lo exportaría a la red regional.

Estamos en la era de la información, y es en la propiedad intelectual donde se genera el mayor valor hoy en día. Google, Amazon, Apple y Facebook, los cuatro gigantes de internet, son esencialmente valor virtual creado a partir de la innovación. Pero también estamos viviendo la era de la encrucijada ambiental del planeta. La ruptura sistémica que está sufriendo nuestra única Tierra llena de vida en un Universo aparentemente muerto, es vertiginosa, incalculable, y los niveles de despreocupación, indiferencia o negación en las mayorías alrededor del mundo son más escalofriantes que el conflicto mismo.

Así que el nuevo liderazgo que se requiere se basa en la innovación de ideas que revolucionen la calidad de vida, constreñido por la urgente necesidad de regenerar los ecosistemas, de los cuales proviene el 100% de insumos industriales para la producción, desde materias primas hasta electricidad y los alimentos que requieren los empleados para vivir bien y trabajar eficientemente.

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