Wednesday, June 27, 2012

Breve reseña de la Costa Rica de hoy


Costa Rica ha sido una democracia desmilitarizada por 64 años, lo cual le ha permitido invertir más en gasto social, principalmente en salud, educación y conservación ambiental. Ello le ha generado una expectativa de vida al nacer entre las 25 más altas, un grado de alfabetización dentro del quintil más alto, y una eficiencia ecológica entre las cinco mejores del mundo.

Los últimos 30 años la economía costarricense se ha transformado de una base 80% agrícola a una composición diversa que incluye agroindustria, servicios y manufactura avanzada.

Así ha podido insertarse en la economía global de manera exitosa gracias a una red de acuerdos comerciales que incluyen los principales bloques económicos del mundo. Hoy en día busca mayor acercamiento con el Asia-Pacífico a través de una estrategia transpacífica que incluye, entre otros aspectos, su vinculación con la Alianza del Pacífico, bloque comercial integrado por Chile, Perú, Colombia y México, en el cual participa como observador junto con Panamá.

También las últimas tres décadas Costa Rica ha logrado duplicar la cobertura boscosa y triplicar el producto nacional bruto a partir de su apuesta por un crecimiento verde que hoy en día es la segunda fuente de ingresos gracias al turismo ecológico y sostenible, que genera empleo en las poblaciones rurales y costeras que son de las más pobres del país.

Finalmente, el régimen democrático y defensor de los derechos humanos ha hecho de Costa Rica un refugio para cientos de miles de latinoamericanos que han buscado un mejor porvenir y que han enriquecido esta sociedad multicultural. 

Reensamblar el Estado



El estado costarricense es como un rompecabezas que se ha venido fraccionando con el paso del tiempo. Si hacemos un análisis breve nos daremos cuenta de que todas las piezas están, así que los costos de alcanzar el estado que queremos son mucho menores que si, además de ponernos de acuerdo, tuviéramos que crear nuevas instituciones.

Costa Rica ha contado con estabilidad política por más de seis décadas. Quiere decir que todos los que somos menores de 80 años no habíamos nacido o eran menores de edad durante la crisis política de 1948. Así que hoy la inmensa mayoría de costarricenses no ha derramado su sangre ni sus lágrimas peleando por los derechos civiles y políticos que hoy disfrutamos. Sin embargo, los estamos dilapidando como si fueran inagotables.

Para reensamblar el Estado debemos partir del diseño que querríamos que tuviera: imaginarlo para saber en qué dirección enrumbar nuestros esfuerzos y poder evaluar los costos que serán requeridos para alcanzarlo. Luego, debemos buscar las piezas que formen el marco externo, o sea, los límites dentro de los cuales estaremos de acuerdo en desarrollarnos como nación. Allí se encuentran las normas, los valores y la ética, así como la ecología, que es una limitante material constreñida por la extensión territorial y marítima nacional. Tercero, se deben buscar compatibilidades dentro de esos límites para reconstruir el contenido del dibujo: la institucionalidad requerida para el desarrollo de la salud, la educación, el empleo, la producción, el comercio, la seguridad, el medio ambiente, la inclusión y la gobernabilidad, entre otras.

Tres elementos fundamentales. El vigoroso sistema democrático costarricense cuenta con los tres elementos fundamentales que constituyen un Estado: territorio, nación y soberanía. En lo social, el estado es por, para, y de las personas. Jurídicamente, es un sistema normativo que tutela y promociona los valores que la ciudadanía desea resaltar. El Estado requiere políticamente de un Gobierno pero no depende de este para avanzar tareas en pro del bien común gracias al tejido social, empresarial y académico que ha crecido para ocupar espacios de interés público.

La economía de mercado produce bienes y servicios privados, públicos y voluntarios que casi todos ofrecemos a la colectividad y todos sin excepción consumimos de una u otra manera.
Los desafíos de la época para nuestra generación versan sobre nuevas fuentes de energía renovable, la regeneración de ecosistemas, la conservación del medio ambiente, el manejo sostenible de la biodiversidad y demás recursos naturales, en adición a recuperar la convivencia pacífica, alcanzar los mayores niveles posibles de salud y educación públicas, reivindicar la seguridad y volver a contar con un sistema político regido por el decoro, el señorío y la honorabilidad, donde se respete la palabra y se honre la verdad.

Todas las piezas están. Compongámoslas una a una. Devolvámosles su brío y dignidad. Reensamblémoslas de nuevo para que el sistema estatal opere de manera eficiente y provea de una gestión pública eficaz para el desarrollo humano de la nación, la defensa del territorio nacional y el vigor de nuestra soberanía.

Sunday, June 10, 2012

La Junta Mágica de Gobierno

Me refiero a algunas manifestaciones hechas por don Édgar Espinoza en su artículo de prensa reciente. Me doy por aludido porque, como funcionario público que soy en la actualidad, estoy asumiendo el mayor costo de todos por servir al país: tener que vivir fuera de él y no me parece justo que generalice como si todos fuéramos iguales. Considero que, dentro de su explicación de lo que anda mal en el país, mezcla elementos literarios que más buscan el grito de la multitud enardecida que aportar síntomas para elaborar un buen diagnóstico.

Por ejemplos, afirma que el sistema político colapsó, que los supremos poderes e instituciones son los principales culpables y que la democracia ha devenido en "espantocracia" (ignoro el significado del término). Ninguno de esos elementos sirve para diagnosticar qué es lo que anda mal y cuáles son las áreas que requieren mejoría con mayor urgencia. Mucho menos sirven para entender qué sí se está haciendo bien como país.

Gusto de su interrogante de adónde están los buenos líderes. Sugiere Edmund Burke que "para que el mal prevalezca, basta que las personas de bien no hagan nada." Cada persona tiene su estilo de liderazgo y no hay unos mejor que otros, simplemente son diferentes. En una sociedad se requieren líderes en aulas y quirófanos, en carreteras y bosques, en fábricas y bodegas, en oficinas y tiendas, y por supuesto también en el sector público. Me da la impresión de que en este último se han reducido los incentivos de participación para las personas que tienen voluntad y vocación de servicio, que es quizás lo más valioso que puede aportar un funcionario público.

Parece que don Édgar no identifica con claridad las causas culturales que conforman el andamiaje político de una sociedad. Un principio elemental de la transformación de conflictos es que la violencia engendra violencia y los bochornosos niveles de criminalidad, así como el desmedido consumo de violencia en forma de noticias, entretenimiento y dinámica psicosocial, nos han transformado en una sociedad con la ira a flor de piel. Esto hace que cualquier detonante nos provoque espetar ofensas e insultos de manera vil y grosera, descalificando a los demás sin juicio ni perdón.

Otro principio elemental es el tiempo que requiere transformar un conflicto desde que el diagnóstico está claro. Un buen diagnóstico, a propósito, contiene inherentes las propuestas de transformación que se deben explorar. Nuestros problemas sociopolíticos no son de ahora ni existen antídotos o varitas mágicas para transformarlos. Tenemos un cuarto de siglo -o más- de estar socavando la institucionalidad del Estado Social de Derecho que con tanto esfuerzo edificaron nuestros abuelos y nos heredaron. Esto quiere decir que, para recuperar aquella institucionalidad no se podrá en unos pocos años sino que requerirá algunas décadas de trabajo dedicado.

Al cabo de vivir en Noruega, China, Australia y Japón, me queda claro que nuestro modelo de desarrollo estilo escandinavo que tuvimos por medio siglo se perdió al restarle prioridad a lo colectivo y nos concentramos en las ventajas y beneficios que obtenemos a título personal, dejando de lado la solidaridad que nos caracterizaba. Ese esquema, por lo visto, resultó insostenible.

Finalmente, otro principio es el de las consecuencias, que son un pronóstico de los costos y beneficios de determinados escenarios posibles. Cuánto nos cuesta seguir igual y cuánto nos cuesta cambiar? Cuánto nos beneficia? Por algún lugar hay que empezar: elaboremos un buen diagnóstico.

Cierro con una de mis citas favoritas para entender la dinámica psicopolítica que opera en un sistema jurídico: "Cuando los valores son suficientes, las leyes son innecesarias; cuando los valores son insuficientes, las leyes son ineficaces." (Emile Durkheim)