Tuesday, April 24, 2012

Cinco pilares de la economía verde



Según la organización de desarrollo industrial de Naciones Unidas, vivimos los albores de la “tercera revolución industrial” que transformará la productividad en dos vías: reducción del impacto ecológico negativo y aumento del impacto ecológico positivo. Son cinco los principios indispensables que deben cumplirse para adaptarse a esa nueva realidad.
Infraestructura. Es necesario contar con obra pública y privada que enriquezca y embellezca el entorno para aumentar la confianza colectiva. Ello promoverá la gestión comercial y de negocios, transporte, seguridad, educación y salud de la población. Hablamos de puertos y aeropuertos, vías férreas y carreteras, escuelas, hospitales, templos sagrados, parques, zonas peatonales, edificios residenciales, comerciales y de oficinas. En Costa Rica es difícil construir obra a partir del presupuesto público y se ha desarrollado aversión a la concesión de obra pública. Es cierto que ha habido más errores que aciertos. Es crucial aprender de esos errores para que en el futuro se cuenten más aciertos que errores.
Recurso humano. La población debe ser sana y saludable de la cuna a la tumba. Es bien sabido que la mejor receta es la prevención. En una ciudad en la que la gente gasta 40 horas al mes transportándose de la casa al trabajo es mucho pedirle que dedique 20 horas al mes a hacer ejercicios. Además, se debe brindar educación apta para el futuro que se avecina. Los niños que nacen este año serán adultos en el 2030. ¿Qué educación les estamos ofreciendo? Debemos revisar el contenido curricular de escuelas, colegios y universidades, así como la cultura y valores que forjarán desde la familia una sociedad más armoniosa y productiva en sentido humanístico. Mejores seres humanos es lo que queremos.
Capital financiero. Existe una estrecha correlación entre el pago de impuestos y los niveles de crecimiento económico y desarrollo humano. En 2010, el porcentaje del producto interno bruto correspondiente a impuestos, en promedio, entre todos los países de la OCDE, fue arriba de 34%. En una palabra, sin impuestos no hay desarrollo. Debe, además, haber eficiencia absoluta en recaudación y facilitación burocrática para la creación de nuevos negocios de manera que emprendedores, comerciantes e inversionistas puedan más eficazmente traducir sus esfuerzos en empleos y nueva inversión, en fin, capital financiero.
“Sostenibilidad”. Pongo el concepto entre comillas pues en materia ambiental el efecto humano es binario: o degradamos o regeneramos el medio ambiente. No existe ninguna actividad que tenga efecto cero en la naturaleza. Así que debemos aspirar a un desarrollo regenerativo de ecosistemas y pensar creativa y proactivamente en formas económicas, tecnológicas, científicas, políticas y culturales de compensar positivamente los efectos ecológicos negativos de nuestro quehacer.
Prosperidad. Es difícil medir el florecimiento humano pues es una actitud colectiva de esfuerzo y optimismo hacia un futuro que estamos forjando juntos. Llamémosle fe. Se ha puesto de moda la noción institucional de felicidad. Sin embargo, este es un concepto egoísta: primero yo y después yo. Según New Economics Foundation, su Índice del Planeta Feliz mide eficiencia ecológica –Costa Rica está en primer lugar los últimos dos años– y no alegría de las personas.
La prosperidad debe ser gestionada procurando paz, seguridad, armonía y confianza. Ante todo, libertad, que es el fundamento de la creatividad, esencial para emprender nueva actividad económica, política, cultural y espiritual, siempre promoviendo la abundancia del capital natural que determina la riqueza del ecosistema. Lo más importante de esta nueva economía verde es que es incluyente de todos los seres humanos y de todas las demás formas de vida con las cuales florecemos.


Publicado en La Nación el 22 de abril de 2012. 

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