Monday, December 06, 2010

Amor de Temporada (o de dinero y buenas intenciones)

Con su permiso, el de sus trabajos y sus hogares. Por favor lean esto.

La tensión mundial va a seguir creciendo. Está escalando rápidamente. La promesa de un mejor mañana nunca ha estado más cerca. Se necesita un instante de lucidez para no matarnos a gran escala.

Sabían que si seguíamos por el mismo rumbo en los próximos 40 años veríamos morir a dos mil millones de nosotros por desastres naturales que hoy todavía los podemos prevenir? Sería muy lamentable, para nosotros, los viejos de entonces, ver que nuestra generación de ancianos no tuvo la capacidad de detener el curso equivocado que llevaba nuestra humanidad.

Si es que llegamos a esa vieja edad. Los índices de crecimiento son un espejismo. Sólo reflejan la imagen de cómo algunos creen que están los países a lo interno de cada país según unas reglas para medir riqueza. Cambiar esas estructuras para que además de medir dinero también midan buenas intenciones, buenas obras, buenos logros, buen vivir. Sostenibilidad. Justicia. Paz. Cuándo?

Cuándo íbamos a imponer los valores de nuestra generación? Es ahora o nunca. Los que creemos en la paz, los que queremos la paz, los que vivimos en paz, los que preferimos la paz, los que quitamos de nuestras manos la responsabilidad de alguna vez romper la paz con el vecino, debemos hacer un trabajo fuerte, coordinado, e inagotable, para proponerle al mundo una forma diferente de vivir donde quepamos todos y las próximas tres generaciones de todos nosotros reproduciéndonos libremente, pero con un sentido común de coexistencia.

Una misma oportunidad al nacer. Una libertad más verdadera. Una sola humanidad. Y no esta escalinata de países con tendencia al subdesarrollo y otros con reglas mucho más desarrollantes, como Costa Rica, como Bhután, como Vanuatu, como Islas Maldivas. Países, los más felices del mundo. Algunos de los más sostenibles. Quizás entre los más restauradores del ecosistema planetario. En algunas cosas llevamos un enorme liderazgo como naciones que coexisten pacíficamente.

Lean cuidadosamente a Julio Rodríguez hoy lunes 06 de diciembre de 2010 para que vean lo que nos está matando en Costa Rica. Lo que nos está haciendo insostenibles.

No es un humedal precioso que colinda con la preciosísima Harbour Head. Tenemos el delta más rico del mundo. El más puro. El más limpio. El que comparten dos países. El Refugio de Vida Silvestre Barra del Colorado, del Área de Conservación Tortuguero, no sería lo que es si el San Juan no fuera lo que es. Si Harbour Head. Si el magnífico bosque lluvioso de Centroamérica, que está en Nicaragua. Qué ganas de ir a conocer!!!

Gandhi nunca recibió el Premio Nóbel de la Paz pese a que derrotó al imperio más poderoso del mundo. Tenemos varios imperios que derrotar. Todos los que están pujando por crecer o mantenerse hasta por las armas, por la razón que sea, están conduciendo al planeta por la vía equivocada. Hay una batalla más importante que librar que las que ellos libran. El planeta está dando síntomas de desbordamiento climatológico. Vienen años muy calientes por las ondas solares que entrarán al planeta durante esta década por sobreactividad solar.

Además, estamos emitiendo enormes cantidades de dióxido de carbono a la atmósfera cada minuto. Veinte mil millones de toneladas métricas desde el primero de enero. Nos estamos comiendo el planeta a bocados, literalmente. Nuestros hábitos alimenticios están forzando la expansión de campos de cultivo agropecuario para ganado vacuno para los bistecs y las ollas de carne y las hamburguesas de todo el planeta. Eso provoca la tala mucho bosque.

Estamos talando 20 hectáreas por minuto. A esa velocidad nos comeríamos el bosque costarricense de 26.000 kilómetros cuadrados en tres meses. Este año perdimos en cobertura boscosa el equivalente a Costa Rica y Nicaragua juntos. Es ecosistema que ha dejado de existir. Y con él, miles de especies animales, vegetales y microbios. Más de veinte mil sólo este año. Es como si para la Navidad de 2011 no hubiera nada más que sembradíos de ganado en toda la extensión tico-nicaragüense, desde Panamá City hasta El Triunfo de Choluteca en Honduras.

Esto tiene que parar. Este es momento oportuno y nos lo ofrece wikileaks. La oportunidad de una transformación inmediata sólo la ofrece algo con la conectividad de Internet, y el estremecimiento por este forzado e incómodo juicio de la verdad que está sufriendo los Estados Unidos requerirá de muchas, muchísimas disculpas. Creemos que cuentan con el líder indicado.

Gandhi no derrotó al imperio británico a través de la no-violencia. Lo derrotó, ante todo, a través de la no-indiferencia. Él proponía armonía para con su pueblo. Trato respetuoso. Libertad de libertades, como es la misteriosa India. Qué paz! Así la imaginó Gandhi porque así lo vio crecer. No recibió el Nóbel porque dijo un día que prefería la violencia ante la indiferencia.

La hora de la violencia no ha llegado. Deseo que nunca llegue. El deseo de uno no constituye una certeza de que no sucederá, así que debemos hacer algo para evitarlo. Lo primero y más sencillo es empezar a hablar de paz. Ojalá con frecuencia. Ojalá todo el tiempo. Ojalá escribir un poco más, y ofrecer horas voluntarias para la paz. Nos conviene a todos.

Debemos hacer caso a Einstein, de una vez por todas, y empezar a pensar de manera diferente para poder salir de los problemas que hemos causado. De lo contrario, seguiremos en ellos. Sólo hablamos de guerra, de violencia, de destrucción. La noticia que acongoja. Los wikileaks le están causando al planeta un cisma de tensión que nunca había existido. Hay zozobra sobre las reacciones que esto podría desencadenar.

Es un proceso que podría desencadenar nuestros más bajos instintos, y también nuestros más nobles ideales. Nuestro planeta requiere de reconciliación, reconocimiento, ubicación, análisis, visión. Utilicemos esta enorme crisis para hacer justamente eso. Reconcilarnos. Empecemos hablando de paz. Veamos buenas noticias. Compartamos alegría. Seamos creadores de felicidad, y derrotemos el miedo con valentía. Esas son las cosas que cambian el curso de la historia de los pueblos.

Llegó la hora de crear un nuevo mundo. Debemos comenzar por imaginarlo.

Imaginemos nuestro mundo y compartamos lo que imaginamos. Mostremos nuestros mejores ideales Repartamos en pequeñas y grandes dosis. Que cada muro de Facebook sea un repositorio de cómo querríamos que fuera nuestro planeta. Votemos cada día por lo que nos gustaría que hubiera.

Manifestemos abiertamente nuestro sentir. Seamos democracia sin elecciones. Elijamos vivir, y vivir bien. No simplemente correr por ver quién sobrevive más lejos. Estamos perdiendo de vista que somos lo que comemos, y nos estamos quedando sin alimentos sanos, principalmente agua y aire limpio.

La transformación no empobrecerá a nadie. Si acaso, hará más ricos a quienes inviertan y a quienes trabajen. Habrá suficiente trabajo para todos. Oportunidades abundantes. Ayuda en cooperación de sobra. Y un planeta para dejar en herencia a nuestros niños.

Todo está interconectado. La gran Internet amenaza con provocar un disgusto sin igual contra Estados Unidos por medio de los canales que sostienen las relaciones entre países. La diplomacia lleva 300 años de eficacia creciente, y aunque no es perfecta, cumple a la cabalidad el rol de promover entendimiento y paz. Requeriremos de una sociedad civil global organizada, proactiva, con liderazgo y con determinación.

Esta Navidad, Costa Rica podría celebrar una Nochebuena como hace muchas otras no celebra. Seamos familia todos juntos y pongámonos a trabajar. Cerremos filas y labremos juntos un mejor país al que tenemos. Seamos el ejemplo del mundo. Mientras tanto, seamos tan agresivos como podamos, sobre todo en redes sociales, para posicionar entre millones de personas del mundo una forma de ser costarricense que ha sido producto de una nación que decidió hace tiempo en el futuro de sus nietos. En eso, vendría bien que el planeta entero, sobre todo el 85% de mayores emisores de dióxido de carbono que componen el G-20, reflexionen con afán reparador.

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