Sunday, November 28, 2010

De piernas cortas

El comandante Ortega ha elaborado una estrategia aparentemente eficaz para su causa política de permanecer en el poder. Es un buen negocio bien manejado, pero lamentablemente insostenible. La mentira tiene piernas cortas. La inmoralidad es síntoma de ocaso de mando. Comandante, usted intenta engañar a su pueblo con mentiras para cubrir su inmoralidad, sin percatarse de que a quien más daño le provoca su torpe y vetusto comportamiento es a su propio pueblo inocente.

Por más que intente posicionar mentiras para obtener una ventaja, a largo plazo la ganancia se pierde, y con creces. Eso usted no lo sabe porque es un militar mal educado e indisciplinado. Para peor, manipulado a placer por otro militar burdo y sin formación humanista. Es un militar a medio completar el comandante Chávez, de quien usted es vil discípulo.

Sus asesores legales, todos muy doctos en leyes, como lo suelen ser también los nicaragüenses en letras, le habrán advertido que, para obtener un veredicto que se base en la verdad de hechos probados, como exige la ciencia jurídica, aquellas mentiras sólo se mantendrán bajo la presunción juris tantum, mientras se dicta cosa juzgada. Aquello que usted sostiene en su libro que distribuye entre la comunidad diplomática internacional, deberá probarlo en los tribunales de la jurisdicción correspondiente. De lo contrario, sus argumentos se convierten en munición para la batalla legal que Costa Rica ha iniciado en su contra, y de la cual usted poca cuenta se ha dado. No esperaba que Costa Rica le asestara cuatro o cinco golpes como se los ha asestado en las últimas semanas. Quizás la estrategia jurídica internacional más agresiva que alguna vez haya conducido nuestro gobierno, y quizás una de las más abrumadoras que haya recibido su nación. Todo por su inmoralidad y su indecencia.

Una persona de su rodaje ya debería haberse percatado de que la inmoralidad en el poder es la más clara señal de que un mandatario está en decadencia. De ahí no hay cómo recuperarse. Es un buen negocio por un tiempo enriquecerse a costas del dinero de los pobres. La mala noticia, que usted está empezando a descubrir, es que lo corrupto termina cayendo siempre. En eso, la historia demuestra que es una verdad absoluta en la política. Al igual que la máxima de Lord Acton: el poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente.

Su pueblo de gente sencilla y trabajadora, amable, cariñosa y sensible, merece mejores líderes. Usted es la excepción a la regla de que un pueblo tiene los gobernantes que merece, porque Nicaragua no merece un gobernante como usted. Usted merece estar recluido en un centro penal pagando por todos sus delitos. Usted es un criminal habitual, y eso se sabe hasta en su cúpula. Hasta el pobre cardenal Obando, seguramente atemorizado y amedrentado o sobornado por su mafia, sabe que usted es lo peor que le ha sucedido al pueblo de Darío en el último cuarto de siglo.

En Costa Rica sabemos que usted estará en el poder un año más, tal vez seis, tal vez once. Tal vez 16. Pero quizás no mucho más que eso. Mientras esperamos a que ese ansiado día llegue, mantendremos levantada la guardia y continuaremos asestándole los más duros golpes que puede recibir una democracia, con la autoridad moral que en ese campo de batalla tiene un país como Costa Rica. Escogió al adversario equivocado para hacer esa bajeza de mandar unos peones y unos cuantos matones a chapear nuestro frondoso jardín.

Esperaremos que nuestros esfuerzos diplomáticos y ciudadanos coadyuven en asestar el más duro golpe que se le puede dar a un maleante que hace alarde de la democracia: la derrota en las elecciones del año entrante. Afortunadamente, sus libros de rápida edición y distribución serán considerados por los cuerpos diplomáticos europeos, que tienen la suficiente formación y disciplina para saber cerciorarse de cuáles de los argumentos que usted esboza en su libro son patrañas. A nuestras autoridades de gobierno en Costa Rica y a nuestra sociedad civil no le corresponde aclarar esos falsos. De eso que se encarguen los que tengan duda. Nosotros nos dedicaremos, pues, a educar a su pueblo -en especial al que ya convive entre nosotros- para que generen el efecto deseado en la elección presidencial nicaragüense del año entrante. Es algo que sin duda su oposición recibirá con beneplácito.

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