Saturday, November 22, 2008

Elementos de la seguridad ciudadana

En Costa Rica, "país de paz", se ha desatado una epidemia de inseguridad ciudadana. Como toda epidemia, es pasajera y podemos hacer cosas para aligerar el proceso de sanación. Primero, identificar los síntomas para realizar el diagnóstico.

La inseguridad ciudadana es una percepción que se fundamenta en tres elementos: miedo, riesgo y violencia.

El miedo es una actitud. Por lo tanto, es opcional. Hay gente que siente miedo durante un temblor. Otra que no. Hay sociedades que viven en guerra civil y sus ciudadanos viven sin miedo. Hay otras sociedades que viven en paz donde la gente vive aterrorizada (objetivo fundamental del terrorismo). Hay quienes sienten miedo de viajar en avión, y quienes no. El miedo es una proyección. A partir de un evento del que hemos sido testigos directos o indirectos, proyectamos que en nuestro futuro también nos sucederá aquello. Se caerá el avión, se caerá el edificio, detonará una bomba, nos invadirán legiones del mal.

El riesgo es un factor de probabilidad. Ante el aumento de delitos y actos criminales denunciados y no denunciados, aumenta objetivamente la probabilidad de que seamos víctimas directas o indirectas de un delito. Esto significa que aumenta el riesgo de criminalidad. Si además contamos con algunas características del perfil de víctima de esta epidemia de inseguridad, el riesgo aumenta mucho más. Por ejemplo, si traficamos drogas (compraventa, porteo, producción o consumo). O si frecuentamos las calles de noche, portamos objetos de valor vistosamente, o confiamos descuidadamente en las personas con las que convivimos (empleados, asistentes, choferes, guardas, etc.).

La violencia es la conducta humana que viola el pacto de armonía, respeto y no agresión primordial para que ocurra la coexistencia pacífica entre seres humanos en sociedad. La violencia no sólo es física y directa. O sea, no sólo el apuñalar a otro es violento. También es violento no ceder el paso al manejar, increpar a otro conductor, proferir improperios contra otra persona con la que se sostiene una discusión, alzar la voz, hablar mal de la gente a sus espaldas, desearle el mal a otro. También hay violencia indirecta. Por ejemplo, cuando la falta de pago de impuestos no le permite al Estado realizar gasto asistencial para los más necesitados. Ese sutil tipo de violencia de evadir impuestos va socavando muy lentamente a una nación. Al cabo de una generación -entre 25 y 40 años- el resentimiento que genera la desigualdad de oportunidades entre ricos y pobres va generando tentación y tensión. Como es bien sabido, la violencia engendra violencia. Así que el no pago de impuestos o el echarle el carro al que pide paso, sólo puede provocar más violencia. Se desata así una espiral que crece continuamente entre todos, y nuestra interacción se va cargando de violencia, perdiéndose así la armonía, por ende, la paz.

A manera de pronóstico de transformación, cada uno de los elementos tiene medidas que podemos realizar como Estado, como nación, e incluso como ciudadanos individuales.

En cuanto al miedo, debemos disecarlo para saber a qué tenemos miedo y por qué. Entender que lo que tememos es que nos suceda -o nos vuelva a suceder- algún acto desagradable delictivo del que hemos sido víctimas directas o indirectas o testigos directos o indirectos. Luego entender que el hecho de que hayamos sido víctimas o testigos no tiene correlación con la probabilidad (riesgo) de que nos vuelva a suceder. Descartemos el miedo. No temamos. Si el miedo nos invade, nos ha vencido. Esa cuestión de actitud es la diferencia entre el liderazgo que lucha y el que se entrega.

Respecto al riesgo, hay que administrarlo. Hay que minimizarlo. Hay que identificar, en nuestros patrones cotidianos de conducta, cuáles implican riesgos más altos que otros para ser víctimas de los delitos más frecuentes que se reportan en la prensa o se comentan en sociedad. Es necesario revisar las conductas para identificar adónde somos más vulnerables y tomar medidas al respecto. Quizás convenga ir menos veces al supermercado o al banco, ir acompañados, no ir de noche, entrar al banco y no sacar dinero del cajero automático. Quizás sea mejor andar menos tiempo en carro y buscar qué actividades podríamos realizar a través de los medios de información y telecomunicación actuales. Tal vez debamos ser más activos organizando nuestras comunidades voluntariamente y solicitando capacitación a las autoridades de gobierno a partir de los recursos disponibles para manejar los riesgos del barrio.

Y sobre la violencia, hay innumerables acciones que tomar. En lo individual, crear más conciencia sobre nuestra conducta cuando es violenta. Pedirle a nuestros allegados que nos retroalimenten cuando tenemos exabruptos de violencia. Estudiemos un poco más sobre el tema, consideremos algunas causas y tratemos de identificarlas, tanto en nosotros mismos como en el prójimo. A nivel de nación, como sociedad organizada, y como Estado que gobierna, es importante analizar algunas de estas causas mediatas o inmediatas de la violencia: 1. la desigualdad (y la incapacidad de erradicar la pobreza); 2. el deterioro del sistema educativo y su incapacidad para entusiasmar; 3. el narcotráfico; 4. la pérdida de valores (crisis en las iglesias, en las escuelas, en las familias, en las empresas); 5. influencia extranjera de patrones de conducta violentos (Hollywood, bandas robacarros, maras, paseítos millonarios); 6. rol de los medios de comunicación (en cuanto infligen imágenes y noticias violentas y hacen poco esfuerzo por mitigar lo que publican promoviendo escenarios de paz); 7. descontento ciudadano con el sistema político; 8. ineficacia gubernamental para controlar el problema de seguridad ciudadana; 9. carencia de policía y ausencia de ejército militar; 10. resago del sistema judicial y penitenciario; 11. corrupción e impunidad de autoridades públicas; 12. crisis de liderazgo y pérdida de roles modelo a seguir para la sociedad más joven.

La tecnología también puede ayudar mucho a reducir la percepción de inseguridad. En China, por ejemplo, miles de cámaras observan las vías públicas y las autoridades intervienen expeditamente ante cualquier disturbio o acto contrario al orden público. La seguridad ciudadana es cuestión de orden.

No comments: