Saturday, January 12, 2008

Inseguridad Ciudadana o desarrollo en parches

Transformación del conflicto de la inseguridad ciudadana en Costa Rica [O del desarrollo en parches]

Costa Rica verdaderamente es un país en vías de desarrollo. Algunos índices mundiales de medición de desarrollo ubican al país en la élite de países desarrollados del mundo. Otros índices nos colocan en el cabús del tren. Hemos alcanzado desarrollo en parches, y los huecos que ha dejado nuestro parchado tapete nos generan inquietud. Ciertamente, es por parchar con desarrollo esos espacios hacia donde hay que gobernar.

La inseguridad ciudadana es un problema provocado por la envidia del que tiene menos que el otro. Este es el resultado de la desigualdad socioeconómica que vive el país. Dicho problema detonó a partir de la crisis de principios de la década de los ochentas. A partir de ahí, comenzó un desgaste progresivo de la clase media, bastante homogénea, y comenzó también una polarización socioeconómica que no distinguió ni zona geográfica ni apellido. Así, vecinos del mismo barrio se hicieron ricos y otros no, al igual que miembros de una misma familia se enriquecieron, mientras sus parientes cercanos vieron comprometido su sostenimiento económico.

De ahí surgió una variedad de consecuencias: deserción estudiantil para poder trabajar; inflación y devaluación, que afectaron sensiblemente el ingreso y fomentaron mayor inmigración nicaragüense; aumento vertiginoso en la criminalidad.

Dicha desigualdad provoca envidia de dos tipos: de la buena, por querer ser lo que llegaron a ser aquellos que progresaron limpiamente, sea por medio de la educación o por medio del trabajo tesonero y el aprovechamiento de oportunidades; y de la mala, por querer tener lo que otros tienen, sobre todo los que llegaron a tenerlo rápidamente, ojalá por las buenas, y a veces por medio de corrupción política y de delitos impunes. Los primeros fueron buenos modelos para sus hijos y vecinos, quienes se vieron motivados a continuar estudiando. En todo nuestro país se sabe que la educación es el camino más cierto y seguro para alcanzar el desarrollo y la riqueza. Los segundos fueron malos ejemplos, y de ellos se detona un problema que ha crecido en espiral: la criminalidad que busca tener, no por medio de la generación propia de riqueza, sino por medio de quitarle a otros lo que es de ellos.

Aunado a este creciente espiral vicioso de violencia, existen muchas probabilidades de éxito para los que eligen la vía de la criminalidad: poca probabilidad de ser capturados, menos probabilidad de ser sancionados, prácticamente ninguna probabilidad de morir en el intento, y con resultados a corto plazo. Este medio de generación de riqueza es insostenible porque menoscaba el estado de bienestar en el que es más fértil el desarrollo de emprendedores.

Mientras tanto, el círculo virtuoso de la educación es a 20 años plazo, implica grandísimos sacrificios económicos personales y de los padres, enormes esfuerzos individuales, y los resultados no son ni imaginables en edades donde es indispensable estudiar para alcanzar el desarrollo.

El problema de la inseguridad no se resuelve con más presupuesto para perseguir, reprimir, sancionar y encarcelar a los “malos.” El problema se resuelve con que los “malos” se conviertan en buenos. Para ello, se requieren incentivos para que la iniciativa provenga de ellos. Ningún gobierno, ni el más represivo ni el más rico, ha podido hacer que el que obra para mal obre para bien. Esto es un acto que proviene del fuero interno del ser humano.

Un problema coadyuvante a la crisis de seguridad ciudadana es el sistema educativo, pos dos razones: primero, no logra entusiasmar a los estudiantes que desertan; y segundo, no logra formar a los estudiantes para el futuro, que es hacia donde vamos, sino que los forma para el presente, o, en el peor de los casos, para el pasado.

Una tercera causa del problema de inseguridad es un rasgo cultural costarricense: somos poco emprendedores. No tenemos desarrollado un espíritu emprendedor para tomar iniciativas y ser preactivos en la generación de nuestra propia riqueza. No vale la pena ahondar en las causas antropológicas del asunto, aunque sí es un incentivo perverso para el espíritu emprendedor el tener, por generaciones, un Estado que provee de muchas necesidades básicas al ciudadano, quien se acostumbra a que lo que necesita lo puede reclamar del Estado.

La propuesta de transformación debe ser intersectorial, para interrumpir el círculo vicioso eficazmente. Primero, el sistema educativo debe encontrar formas alternativas y creativas de educar a los excluidos del sistema y a los graduandos que deberán contar con destrezas más desarrolladas para la creación de valor, cualquiera que sea el oficio en el que se desempeñen. Para ello, es indispensable formar a la población hacia la estimulación del espíritu emprendedor, algo que se puede conseguir en semanas y no en años. Esto ayudaría a que el desertor del sistema educativo, o el que por razones económicas se ha visto excluido del sistema, o bien, para el que, sin desertar, ha dejado de creer que la educación es el camino más cierto y seguro para el desarrollo, tenga la opción de emprender en el rumbo de la generación de riqueza sostenible.

Segundo, el Gobierno debe promover políticas tendientes a apoyar institucional y financieramente las iniciativas de nuevos emprendimientos, fomentando los encadenamientos productivos principalmente a los sectores de mayor valor agregado que el país desea tener a partir de su bicentenario.

Tercero, el sistema judicial debe atacar severamente el negocio criminal de intercambio de bienes robados. Puesto en una balanza, esto aporta más a la solución del problema que la persecución de narcotráfico. Además, debe concentrarse en algunos focos geográficos de criminalidad para ir limpiando las zonas una por una.

Cuarto, el Presidente debe manejar un discurso de esperanza para el futuro a corto plazo, invitar a la población a hacerse parcialmente responsable, en lo que corresponda, a su propia educación y a su propia generación de riqueza, porque el Estado no puede ni estudiar por cada estudiante ni pensar creativamente en ideas de valor por cada trabajador. O sea, la seguridad del futuro próximo recae, en pequeñas dosis, en cada ciudadano que estudie o trabaje.

La conclusión de este análisis de transformación de conflicto es que el problema de inseguridad es un problema transitorio en sociedades que han dejado de ser pobres y aún no llegan a ser ricas. Costa Rica es un vivo ejemplo de ello. Ciertamente, la calidad de vida, los niveles de pobreza y el Producto Interno del país muestran índices muy lejanos a los países pobres del mundo. Sin embargo, la riqueza que se ha generado aún no ha sido suficiente para alcanzar a toda la población y reducir los índices de envidia en los que menos tienen.

La oportunidad que tenemos como país, es la de alcanzar el desarrollo en unos pocos años. O sea, pegar en definitiva los parches que le hacen falta al tapete para constituirnos en un Estado desarrollado. Para ello se requiere el esfuerzo de todos los ciudadanos, y sin el cual ningún Presidente ni ningún Gobierno podrá lograrlo. El apoyo al Presidente y al Partido Político de su predilección para la elección del 2010 comienza hoy, ayudando al Gobierno actual a dejar un mejor país para quien venga después.