Thursday, November 15, 2007

Expo Shanghai 2010

The universal fair Shanghai 2010, under the theme "Better City, Better Life", is not an exhibition to propose how we want the world to be in the year 2000 or in the year 2010. The conflicts we civilization have created will require many years for its transformation.

Those of us who have already developed awareness about the dimension and gravity of climate change know that in the rest of our lives we shall not see a better natural environment than the one we found when we were born.

Those of us who have further progressed on the path of transformation of these conflicts would like to share with others -with the rest of the world, if possible- some discoveries that give real hope to our children that they will see a better natural environment than the one they will encounter at the wake of their lives.

Costa Rica is global leader in demilitarization, environmental consevation and biodiversity. We are also prominent in sustainable development and generation of energy from renewable sources. We believe we have found an effective formula to improve peaceful coexistence with our ecosystems and to achieve sustainable development for our nation, in our country and within our State.

This is what we want to share, and the Expo Shanghai 2010 is the ideal scenario with the ideal theme to do it.

Costa Rica Consensus

The Costa Rica Consensus, presented by President and Nobel Peace Laureate Dr. Óscar Arias, represents a novelty in terms of global foreign policy. If the interest of governments and countries in the world is to improve the wellbeing of their people, it is evident that military spending is incorrect from a strategic point of view, since itt does not tend to comply with the former objective.

It is also incorrect from an ethical point of view, since military spending tends to the reduction of other human beings' wellbeing.

If wellbeing is measured in quality of life, including, among many other factors, quality of the environment; development sustainability; access, quality and cost of healthcare; access, quality and cost of education; justice in wealth distribution; effectiveness in wealth generation; therefore, it is true that war on the periphery of a country's borders or war within a country's borders reduces considerably the possibilities of sustainable, sustained and effective development.

Socio-economic indexes may not tolerate a war for much time. Also, military spending is, in economic terms, spending that is not attending other critical areas for development, namely healthcare and education. Any sovereign government may take the sovereign decision to suspend military spending and direct it to other priorities.

The cost for a State to develop a technical employee or a professional, or to simply graduate a person from high school, is much lower than the cost of poverty, unemployment and disease. Also, an educated person will produce wealth more effectively, more certainly, and more sustainably. This means that the generation of wellbeing is a virtuous cycle of sustainable development, if a government has the correct order of economic priorities.

For Costa Rica, military spending is not even a priority.

Now, a country like China, with its millenary history, its present, the forecasts about its economic development, its global leadership of common development and mutual benefits, its Buddhist philosophy of peace, its Taoist philosophy of choosing the Good from the Evil, and its democratic principle of socializing the greater wellbeing for the greater majority, could certainly embrace the Costa Rica Consensus as a flag to consolidate friendships around the globe and increase its commercial ties with three-fourths of the United Nations, which are developing countries, who have discovered, in this Twenty-First Century China, a good commercial partner, an important defense ally, and a good friend that offers help.

Saturday, September 29, 2007

Diagnóstico de Conflicto del Clima Político

“Paz es la capacidad de transformar conflictos de manera creativa, empática y no violenta.” (Johan Galtung)

I. Diagnóstico del escenario político pre-Referéndum.

El Referéndum está absorbiendo enormes cantidades de energía, tiempo, esfuerzos y recurso humano –público y privado- de la dinámica socio-política de la nación. Sin embargo, el Referéndum no resolverá ninguno de los problemas que ambos bandos contendientes creen que resolverá. Algunas causas que generan percepciones en la población y que no se agotan con el Referéndum:

a. Crisis económica de inicios de los 80s: causas económicas de la polarización de la sociedad que hicieron que miles de familias cayeran en la pobreza sin que el sistema institucional pudiera evitarlo o ayudarles a salir de forma alternativa, hasta la fecha;

b. Fin de la Guerra Fría: causa geopolítica que sacó a América Latina de la agenda de cooperación internacional estadounidense hace 18 años;

c. “Combo” del ICE: causa histórica de escisión en el vínculo de confianza política entre el gobierno y la sociedad civil;

d. 11 de setiembre: causa geopolítica que polarizó a la comunidad internacional entre apoyar a los Estados Unidos en su “guerra contra el terrorismo” (invasiones a Afganistán e Irak) y posicionarse en contra para buscar alternativas a la hegemonía estadounidense post-Guerra Fría;

e. Escándalos de corrupción en la función pública costarricense: causa que generó una ruptura en la relación de confianza que había entre el gobierno y la sociedad civil;

f. Revolución de internet: causa tecnológica en beneficio de la transparencia y el flujo de información. Arma de doble filo para la gobernabilidad. Con transparencia, internet genera sinergias. Con secretismo, entrabamiento.


II. Necesidad de transformación: Tras años de inercia nacional, el conflicto socio-político requiere intervención urgente: La Costa Rica que celebrará su bicentenario en el 2021 se empieza a gestar hoy. No hay ningún obstáculo que permita a la nación ponerse de acuerdo a pesar de las diferencias que existan entre nosotros. Precisamente, esas diferencias son las que enriquecen al país y lo hacen único en el mundo. Si no hacemos nada constructivo, creativo, empático, no violento, articulado, inclusivo, participativo, el país seguirá a la deriva con reducida eficacia.

III. Intereses: es importante hacer un repaso de los intereses que persiguen las diferentes agrupaciones de la sociedad civil, la empresa privada y el gobierno. La idea es hacer un mapa que permita hacer vínculos de unión entre intereses comunes, y abrir canales de diálogo entre intereses diversos, que permitan el enriquecimiento mutuo que genera el intercambio. El resultado sería una multiplicidad de sinergias en diferentes vías y niveles, para ir creando una red de entidades vinculadas por intereses reales, no por posiciones ni por ideologías.

IV. Objetivos comunes: podríamos pensar que al menos estos tres son de común acuerdo de toda la población, o de una inmensa mayoría:

a. Erradicación de la pobreza presente (pobreza socioeconómica);

b. Reducción de la pobreza futura (brecha educativa y tecnológica);

c. Gobernabilidad: democratizar el “servicio al cliente” del Gobierno, ponerlo al alcance de la ciudadanía, sin distingo de condición socioeconómica o ubicación geográfica, y mejorar la eficiencia en la prestación de esos servicios. Ayudar a que el Gobierno gobierne.

V. Escenarios futuros deseables para el país: cada persona y agrupación tiene diferentes expectativas sobre el futuro. Estratégicamente, mejoraría la eficacia de la reconstrucción-país el contar con una visión conjunta para que todos, personas y agrupaciones, podamos encaminar nuestros esfuerzos en una dirección común. “La Costa Rica del bicentenario” es un escenario que reúne características útiles para este ejercicio. Algunas herramientas:

a. Pronóstico: entre la ineficacia de hacer mucho y lograr poco, y la inacción e indiferencia de no hacer nada, la transformación de la situación actual demanda un refrescamiento del panorama político, un remozamiento de las relaciones humanas a nivel de sociedad, una reconciliación entre los diferentes polos que han agudizado su posición extrema en años recientes, y un esfuerzo por pasar las páginas del pasado para dedicar esfuerzos a escribir las páginas del presente hacia el futuro;

b. Análisis contrafactual: es útil en este proceso pensar desde el futuro, según los escenarios deseables. Esto permite hacer un uso más eficaz de la visión, optimizando los recursos disponibles. Así, estaremos trabajando en el presente siempre teniendo en mente el rumbo que llevamos y los objetivos que queremos alcanzar. Lo contrario es hacerlo como predominantemente lo hacemos hoy en día: revisamos el pasado e intentamos modificarlo, ignorando que el pasado no es transformable, sólo el futuro;

c. “Modelo Socialista de generación de riqueza”: el modelo noruego es un modelo sociológico, político, económico y jurídico tendiente a la adecuada distribución de la riqueza, de manera que todos los habitantes del país cuenten con un mínimo de calidad de vida. Todos aportan para la causa de todos. Socialismo auténtico. A la vez, tienen esquemas económicos de generación de riqueza que aseguran un mejoramiento constante de esa calidad de vida de todos. No se puede repartir riqueza que no se genera. Por eso, ambos principios forman un tándem: reglas claras de distribución de riqueza y reglas eficientes para la generación de esa riqueza. Así, el que produce, ayuda a generar riqueza también para el que, por la razón que sea, no logra desarrollarse por su propia cuenta. A Costa Rica le falta muy poco en el esquema socialista, y le falta muy poco en el esquema de generación de riqueza. Optimizar ambos sectores es accesible para la realidad del país.

VI. Estructura sistémica: algunos principios clave para consolidar la estructura nacional:

a. Coexistencia pacífica: la desmilitarización no es esencial para la paz. Hay países con ejército que viven en paz, como Suecia y Dinamarca. La paz requiere apego a la no violencia, con o sin armas; a la creatividad en la búsqueda de soluciones a los problemas; y de empatía, para desarrollar mayor sensibilidad individual por el otro y solidaridad colectiva entre nosotros;

b. Comunicación efectiva:

i. Reglas de diálogo para escenarios de paz: mejorar en la escucha activa, mejorar en la asertividad, mejorar en el diálogo para la construcción;

ii. Mecanismo para producir soluciones en libertad y transparencia: facilitar la ruptura de paradigmas dentro del panorama político actual. Apelar a valores que enriquecen el “bien común;”

c. Celebración de la diversidad: apego al principio intercultural de que “las coincidencias unen; las diferencias enriquecen,” para fomentar un ambiente donde la mentalidad sea la de identificación de coincidencias y diferencias para generar vínculos y para enriquecer el diálogo con las diferencias;

d. Transparencia: reconciliación, regeneración de confianza: partimos del diagnóstico de que se ha perdido la confianza entre el Estado y la ciudadanía. Son pocas las instituciones que aún reflejan confianza popular. La confianza debe recuperarse para que, con ella, retoñe la gobernabilidad. Es indispensable un proceso de reconciliación serio, como lo han hecho otros países, para eliminar las partes del sistema que ya no funcionen y consolidar otras nuevas o existentes que aporten en la dirección deseable.

Análisis de Transformación del Conflicto

“Paz es la capacidad de transformar conflictos de manera creativa, empática y no violenta.” (Johan Galtung)

La transformación de conflictos es una ciencia social de corta data en el mundo de la investigación académica. Busca identificar y clasificar las causas que llevan a conflictos, y proponer metodologías para su transformación pacífica.

Diagnóstico en tres niveles: actores, escenarios temporales y componentes del conflicto.

A. Actores: tomadores de decisión, mandos medios, sociedad civil:

a. Presidente
b. Consejo de Gobierno
c. Fracciones en Asamblea Legislativa
d. Líderes de oposición
i. Eugenio Trejos
ii. Ottón Solís
iii. Rodrigo Carazo Odio
iv. José Merino
v. Óscar López
vi. Albino Vargas
vii. Alberto Salom
viii. Lizbeth Quesada
ix. Yamileth González
e. Alianza para el SÍ
f. Presidentes de Cámaras de la empresa privada
g. Representantes de agrupaciones de la Sociedad Civil

B. Escenarios: Propuesta de futuro a plazo inmediato (mañana), teniendo un mapa muy claro de las causas que han generado las circunstancias actuales (ver diagnóstico adjunto).

C. Componentes del conflicto:

a. Actitudes:

i. predisposición mental y emocional
ii. decisión de confrontar
iii. disgustos, rencores, odios

b. Comportamientos:

i. Manifestaciones verbales violentas
1. Insultos
2. Ofensas
3. Falsedades
4. Hipérboles


ii. Conductas desafiantes del orden jurídico
1. Bloqueos
2. Cierres de calles
3. No escuchar al Otro
4. Caricaturización ridiculizante del Otro

c. Contención o contradicción:

i. Variedad de incompatibilidades:

1. Ricos vs. Pobres
2. Empresarios privados vs. Empleados Públicos
3. Proyecto Neoliberal vs. Oposición
4. Vinculación comercial con Estados Unidos vs. Antiamericanismo
5. Modelo de desarrollo de apertura comercial vs. otros modelos de desarrollo (ALBA, aislamiento, soberanía alimenticia, etc.)
6. Conocimiento sobre temas de comercio exterior vs. desconocimiento de esos temas
7. Desafíos ante la globalización vs. temores por la globalización
8. Plan Nacional de Desarrollo vs. desconfianza en el gobierno
9. Estado de Derecho vs. Revolución
10. Iglesia vs. Gobierno
11. Institucionalidad vs. Anarquía

Propuesta de transformación (posterior al Referéndum)

Las circunstancias del escenario presente limitan las estrategias de transformación que se puedan emplear. El Presidente es Premio Nóbel de la Paz; el país es desmilitarizado; la democracia ha sido la única forma de gobierno que hemos conocido todos los que votaremos; el Referéndum es el mecanismo institucional último para darle “cosa juzgada” al tema del TLC; el Gobierno tiene más de la mitad del camino por recorrer y el TLC ha sido pieza estratégica del rumbo elegido.

A. Cambio de discurso en el Presidente: mensajes de paz y de reconciliación
B. Cambio de discurso en los Ministros: mensajes de fomento de confianza en la institucionalidad y en el Gobierno
C. Hacer públicas algunas propuestas de solución para las causas que han llevado al conflicto a este punto
D. Abandonar el discurso de confrontación para los funcionarios públicos y transformarlo en un discurso de proposición de escenarios positivos para el futuro
E. Iniciativas a instancia pública o privada, individual o colectiva, gubernamental o no gubernamental, que promuevan la reconciliación y la búsqueda de objetivos comunes
F. Esfuerzos tendientes a la recuperación de la confianza en la institucionalidad del país

Monday, September 24, 2007

Mártir de la Patria

Con su renuncia, Kevin Casas se postula como el primer mártir de la Patria en nuestros casi dos siglos de historia. Su memorándum es deplorable como estrategia de gobierno, pero es un perfecto análisis antropológico de la realidad nacional de Costa Rica: la gente tiene miedo y reacciona al miedo. Para muestra, cualquier botón de la publicidad del NO. Lo que buscan es generar miedo, y funciona. Sucede así en cualquier sociedad poco educada, como la costarricense.

Saturday, August 25, 2007

Oriente y Occidente

El Imperio británico, que colonizó tierras alrededor del mundo durante los siglos XVIII y XIX, fue quien acuñó el término de "Oriente" para referirse a los países asiáticos, desde lo que hoy es Israel, pasando por India, hasta llegar a China. También acuñó el término "Occidente" para referirse a Europa, y en el último siglo, también Norte América pasó a formar parte de la "civilización occidental".

Para Costa Rica, Oriente no sería Asia, sino que sería, más bien, Europa y África, pues están hacia el Este, y Occidente sería Asia, pues está hacia el Oeste.

Así, para nuestro país cambia esta antigua noción británica, aunque nuestro afán imperialista no es de tierras y de comercio, sino de paz con la naturaleza y desmilitarización.

Tuesday, August 07, 2007

BEIJING

MOVING TO BEIJING.

COSTARICAN IN BEIJING.

ALVAR CIDANE IN BEIJIING!!!
22.22.

A favor del TLC

Hace 25 años se dio una serie de eventos políticos en el país que tuvieron un impacto a largo plazo: socavaron las bases de la clase media y nos obligó, a los que pertenecíamos a ella, a sufrir duros golpes económicos y tomar medidas que, en muchos casos, decantó a miles de familias hacia la pobreza.

Salir de ahí no ha sido fácil. De hecho, se redujo la pobreza extrema hasta un 20%, pero en los últimos 10 años no hemos podido mover ese vergonzoso listón hacia abajo aún más.

No obstante, 25 años después de la dura crisis, ha resurgido una nueva clase media: todos aquellos que estudiamos o nos incorporamos a la fuerza laboral del país en los últimos 15 años. Esta nueva clase media busca repartir cuotas de poder político que estaban en manos de dos partidos que tradicionalmente se habían turnado el gobierno.

El actual modelo de desarrollo de apertura comercial que ha seguido el país durante las últimas dos décadas fue el camino que se diseñó para que el país se "ganara la vida". Las estadísticas son muy contundentes apuntando los éxitos y beneficios que este modelo le ha traído al país. También es muy contundente la estadística de la pobreza, del estado de la infraestructura pública, de la deserción escolar, de la delincuencia.

O sea, el país ha alcanzado importantes logros y mantiene relevantes áreas por mejorar, igual que Noruega, Afganistán y Japón. Todavía no conocemos el país perfecto.

Lamentablemente, la campaña del TLC, sobre todo ahora que el tema lo decidiremos por la vía democrática del Referéndum, se ha convertido en un pleito de vecinos donde, en lugar de proponer para construir juntos, pareciera que lo que ambos bandos querrían es eliminar al Otro. Estas actitudes y comportamientos son dañinos para la Costa Rica que tendrá que reconciliarse a partir del 8 de octubre.

Todos los insultos y ataques personales no desaparecerán ni serán olvidados el día después del Referéndum, sin importar cuál de las dos tesis resulte ganadora. Lo cierto es que con o sin Referéndum, con o sin TLC, ya el país ha perdido muchísimo: hemos perdido años valiosos de progreso, hemos dilapidado múltiples oportunidades de desarrollo, hemos perdido cohesión social, hemos perdido respeto por la institucionalidad que nos hacía orgullosos.

Aquello que hemos perdido ya no lo podemos recuperar. No podemos regresar al año 2000 a intentar recuperar la confianza que se perdió durante la campaña del Combo del ICE. No podemos volver a gobiernos pasados a dirimir escándalos de corrupción. Ni siquiera podemos volver al Mundial de fútbol pasado o a los Juegos Panamericanos actuales a enderezar la vergüenza nacional de no ser ni siquiera competitivos.

Afortunadamente, lo que sí podemos transformar es el futuro: el año entrante, el gobierno entrante, la década entrante. Podemos ponernos de acuerdo hoy en qué tipo de país querríamos tener en el 2021 que celebremos el bicentenario de nuestra independencia. Podemos proponer cómo queremos que sea la Costa Rica donde queremos que nuestros hijos nazcan, crezcan y se eduquen. Ese diseño, cuales arquitectos del país, depende exclusivamente de nosotros.

Estoy a favor del TLC, aunque sé que no es perfecto. Tampoco es perfecta nuestra educación pública ni nuestra infraestructura vial ni nuestra protección por el ambiente. Somos un país en vías de desarrollo, y recordar esto constantemente es fuente de humildad para tener los pies en la tierra y recordar de dónde venimos. Sólo así puedo valorar con orgullo el avance que ha tenido mi pueblo y el rumbo que querría que siguiera para ser más parecido a otros países más desarrollados.

En mi mente siempre está Noruega, donde viví por dos años y encontré muy buenas razones para seguir haciendo esfuerzos en pos del desarrollo, especialmente por ser un país de izquierda, absolutamente socialista en todos sus estratos sociales, políticos y económicos, lo cual garantiza una justa distribución de la riqueza, y donde han entendido que el capitalismo es el mejor sistema por ahora creado por la civilización humana para generar riqueza.

Me parece que, al margen de todo lo que ya hemos perdido como nación por el conflicto sobre el TLC y nuestra evidente incapacidad de transformarlo pacíficamente, rechazar este TLC, en este momento histórico, sería como dispararnos en el pie cuando vamos subiendo una montaña. Este es el modelo de desarrollo que elegimos. Esta es la forma en la que el país decidió "ganarse la vida". Rechazar esta nueva oportunidad de seguir avanzando en esa misma dirección que ha dado frutos es como renunciar al trabajo que nos da de comer y salir mañana a buscar adónde colocarme. Puede ser que encuentre algo mejor, por supuesto. Pero tendrá inevitablemente un costo de oportunidad, y esto sería bueno tenerlo claro.

El 8 de octubre, sea cual sea el resultado del Referéndum, tendremos que empezar un proceso serio de reconciliación que tomará años para terminarse, de manera que podamos volver a ser una nación incluyente, donde todos nos sintamos igual de orgullosos de lo que hemos logrado e igual de ocupados en lo que debemos mejorar. Pero para eso faltan muchos años, y entre más profunda sea la brecha entre los del SÍ y los del NO, más años se requerirán para la ansiada reconciliación.

Sunday, July 15, 2007

Análisis transformativo del TLC

El Tratado de Libre Comercio con Centroamérica, Estados Unidos y República Dominicana (TLC) conforma un conflicto plenamente articulado: tiene por lo menos dos bandos de actores claramente definidos -los del SÍ y los del NO; tiene actitudes violentas en ambos lados, tiene comportamientos violentos en ambos lados; y tiene una incompatibilidad de metas esencial, pues unos quieren aprobarlo y otros quieren reprobarlo. En presencia de un conflicto de tal envergadura, corresponde un análisis que ofrezca un diagnóstico a partir del cual proponer vías de transformación.

Este conflicto se ve de dos maneras, en dos espirales que se mueven en sentido contrario: la primera, que denominaremos "micro-TLC", inicia en la parte mayor de la espiral a nivel macro, que entiende el entorno global en el que el país está inmerso según los tiempos en los que vivimos y la región en la que estamos ubicados, y se mueve hacia lo interno de la espiral hasta llegar al punto central donde se ubica Costa Rica. Así, se rescatan algunos elementos clave: 1. todavía a nivel mundial la economía gobierna, pues son los países más poderosos y las compañías más grandes las que generan más empleo, realizan más investigación y desarrollo en ciencia y tecnología y van a la vanguardia en paradigmas que intentan posicionar globalmente; 2. la ciencia y la tecnología dictan el rumbo a seguir no sólo para los descubridores, patentadores e inventores, sino para todos; 3. la educación es el vehículo de democratización del poder económico y político, pues es la gente que tiene conocimiento intelectual la que más acceso tendrá a usar la ciencia y la tecnología productivamente; 4. la docencia es, pues, agente de reducción de pobreza y de generación de riqueza: hace 500 años el poder lo tenía el que era dueño de la tierra; hace 50 años, el poder lo tenía el que era dueño de las máquinas, y hoy el poder lo tiene el que posee el conocimiento.

Esa relación tripartita entre economía, ciencia y tecnología, y educación genera una dinámica de creciente desarrollo del que se ha beneficiado la civilización entera a lo largo de los últimos 500 años. Sin embargo, no ha sido suficiente un capitalismo excelente en la generación de la riqueza, pues le ha faltado un componente de distribución de dicha riqueza, de manera que se logren evitar las 100.000 muertes por causas prevenibles que afectan a la humanidad cada día, principalmente en Asia, África y Latinoamérica. Según lo mencionaba Bill Gates en el recibimiento del doctorado honoris causa que le presentó la Universidad de Harvard, "debemos desarrollar un capitalismo más creativo de manera que más gente pueda lucrar, o al menos ganarse la vida, sirviéndole a aquellos que sufren de las mayores inequidades."

La historia reciente de la humanidad nos demuestra, además, que el dualismo en el que estuvimos metidos durante la Guerra Fría, entre capitalismo y comunismo, ha sido superado por un esquema plurilateral de ideologías, de fuentes de generación de riqueza y de métodos de distrubución de esa riqueza generada. Los países escandinavos son, hoy por hoy, los mejores ejemplos que ha conocido nuestra humanidad en eficiencia en la generación y eficacia en la distribución de la riqueza. Se podría argüir que países como Noruega, Dinamarca, Suecia y Finlandia han encontrado la fórmula ideal del capitalismo socialista. Ambas tendencias no son incompatibles, y le viene bien a la discusión del TLC entender esta nueva realidad mundial.

Esta visión "micro-TLC" concibe al mundo como el aspecto principal en el que está posicionado el país, y al TLC como el elemento diminuto a la par de la Gran Realidad Global en que vivimos. Así, temas como el petróleo, las guerras, las muertes por causas prevenibles como la hambruna y la enfermedad, los descubrimientos científicos, las nuevas formas de creación de la riqueza y el cambio climático, dominan la escena mundial. De igual forma, se ha terminado ya la hegemonía "capitalista, judeocristiana occidental" para el que fuimos adoctrinados, pues ahora es obligatorio mirar hacia China e India, donde está la mitad del mundo más próspera hoy por hoy. Y finalmente, arribando al centro de la espiral, está Costa Rica, con su enorme liderazgo en desmilitarización, turismo sostenible, investigación en biodiversidad, y éxito en comercio exterior.

La segunda espiral, denominada "macro-TLC", coloca en la parte más abierta de la espiral al TLC como si fuera lo más importante para el país, y se mueve hacia el centro de la espiral, donde se encuentra el mundo, como si fuera lo menos importante. Aquí se ven cientos de células sociales que alegan tener la razón esencial de oposición al TLC: encarecimiento de genéricos, comercio inmoral de órganos humanos, pérdida de autonomía municipal, privatización del ICE, terminación de la educación pública, gratuita, obligatoria y costeada por el Estado, riesgo a la salud pública, empobrecimiento de la población, mayor enriquecimiento de los ricos, inconstitucionalidad, pérdida de soberanía, ruina del sector agrícola, eliminación de las brigadas de bomberos, hurto de las aguas potables, suspensión de las garantías sociales, entre otras. No parece importar si estas razones se basan en verdades constatables científicamente. Basta que los argumentos sean creíbles, y de ahí devienen en creencias que se contagian cual epidemia de manera eficaz, en especial por la población menos conocedora del texto del TLC y del entorno global en el que se encuentra el país.

Esta visión "macro-TLC" también se ve alimentada por un vacío de poder que ha dejado la ruptura del modelo bipartidista que gobernó Costa Rica durante la segunda mitad del Siglo XX. En ese vacío de poder, surgen otras fuerzas que aprovechan las oportunidades y se posicionan, en parte utilizando la oposición al TLC como su bandera y su misión, con lo cual la discusión se ha politizado al punto de que la decisión final sobre el tema se tomará en las urnas.

Finalmente, ese enorme lente de aumento que ve el TLC como lo más importante del país, impide ver la profunda escisión que ha sufrido el tejido social costarricense, polarizando a la población entera y obligándola a tomar partido entre un SÍ o un NO, justo cuando el mundo había empezado a dejar de ser dual.

A manera de diagnóstico, pareciera que hay un punto de inflexión entre ambas espirales, y es la errónea premisa de que "libre comercio" significa "comercio sin regulaciones", cuando en realidad significa "comercio sin aranceles." Este es, quizás, el punto de inflexión entre ambos modelos de análisis en espiral. Entonces, parte de la población se opone al "comercio sin regulaciones" mientras que otra parte aboga por el "comercio sin aranceles", cuando en realidad están hablando de lo mismo, sólo que no hay claridad del concepto. Y no tiene por qué haberlo: el libre comercio es un elemento conceptual de la economía de mercado, del que formamos parte todos, pero que ha sido secuestrado por los técnicos expertos en comercio internacional. Por esta razón el concepto no ha permeado en la población, que son los que primordialmente deberían comprender el concepto para validar el modelo. De lo contrario, se corren al menos tres riesgos de alto costo: perder en las urnas el modelo económico seguido por el país en las últimas dos décadas; ser mucho menos eficientes de lo que podríamos ser como país para insertarnos en la economía mundial; y más importante que todo, profundizar la escisión que ha partido en dos el tejido social del país.

Otra observación del diagnóstico es que pareciera que el subdesarrollo es una cuestión de actitud: cada pueblo decide si quiere ser desarrollado o no, de la misma manera como los individuos lo hacen. Por eso, hay personas desarrolladas en comunidades donde otros, con las mismas oportunidades, no tienen el mismo grado de desarrollo, y países desarrollados en un mundo donde, con igualdad de oportunidades, hay otros que no lo han logrado igual. Entonces, dentro de todas las decisiones que tiene que tomar la nación, o sea, cada ciudadano, es si quiere algún día ser desarrollado, o si se conforma con mantenerse en "vías de desarrollo," que es donde la nación ha estado por los últimos doscientos años.

Friday, June 08, 2007

Galgos y podencos

Recuerdo alguna vez que escuché la fábula de unos conejos que discutían entre sí, mientras veían, a lo lejos, a una jauría de perros que se acercaba bulliciosamente hacia ellos. "Son galgos", decían unos; "no, son podencos", decían otros. Acalorada la discusión, se acusaban vehementemente unos a otros de ser ignorantes y no saber de lo que hablaban. Mientras tanto, los perros se seguían acercando.

El final del cuento no es feliz: llegaron los perros, galgos o podencos, y se comieron a los conejos.

Moralejas hay muchas. La que más me interesa rescatar en este momento, sobre todo viendo la situación de mi querida Costa Rica, es la forma como se dilapida el tiempo, como si sólo corriera para nosotros. Mientras la pequeña Costa Rica decide si sigue o no por la ruta de la apertura comercial que acontece en prácticamente el mundo entero desde hace unos 20 años, ese resto del mundo continúa sus procesos de apertura, de estrechamiento de lazos comerciales, de promoción de la paz por medio del comercio -como lo ha hecho la civilización humana por milenios- y actualizándose en cuanto a las mejores prácticas para desarrollarse, promover la coexistencia pacífica de sus ciudadanos, enriquecer la calidad de vida por medio de la diversidad que brota gracias al intercambio, y siendo eficaces como pueblo, o sea, produciendo lo suficiente para que nadie viva por debajo de un estándar mínimo de bienestar.

A nuestro país le falta realmente poco. Si nos comparamos con los grandes problemas que tiene la mayoría de pueblos del mundo, los grandes problemas nuestros son bastante accesibles para ser resueltos por un pueblo organizado y proactivo en unos 20 años.

Tal vez lo que nos falta es mayor noción de que el tiempo transcurrirá, y de que 20 años pasarán, hagamos lo que hagamos al respecto. Nos falta entender que no importa a quién elijamos cada cuatro años, si no hay seguimiento de tres o cuatro políticas de Estado fundamentales, no avanzaremos o más bien retrocederemos en nuestro afán por convertirnos en una sociedad desarrollada.

Quizás el problema sea otro: que tengamos la creencia de que no existe un mundo mejor que este en el que vivimos en nuestra diminuta Costa Rica. Y lo cierto es que podemos mejorar mucho, y para eso nos sirve conocer de las virtudes y bondades de otros países para usarlos como modelos a seguir en aquello que hacen mejor. Por ejemplo, la capacidad comercial, doméstica e internacional, estadounidense; el sistema educativo finlandés; la generación de emprendedores tailandesa; la concesión de obra pública en Singapur y Malasia; la investigación en biodiversidad y nanotecnología alemana; la seguridad social noruega; la diversidad intercultural brasileña; el desarrollo artístico ruso; los deseos de salir adelante de los surafricanos; la modernización española, entre otras.

Por qué no nos ponemos de acuerdo y dejamos de perder el tiempo?

Wednesday, May 30, 2007

Gobernar es educar

No hay que temer a los argumentos que se oponen a los nuestros. Si gobernar es educar, el Gobierno debe tomarse en serio la tarea de educar siempre, en especial durante la campaña del Referéndum. Cómo educar? Tal y como educaríamos a nuestros nietos. Porque con nuestros hijos aprendemos el arte de criar, los adoctrinamos y les transmitimos nuestras creencias y nuestros temores. A los nietos se los educa con cariño desinteresado. Se aprovecha el tiempo al máximo con ellos, y se los trata como futuros adultos, o sea, con sensibilidad por ser niños y con la verdad para que aprendan a pensar.

La falta de verdad produce temor, corrompe el espíritu del ser humano, engaña. Si gobernar es educar, debemos aprovechar cada minuto que tengamos con el Pueblo para explicar, hasta el cansancio, los nortes y rumbos del Gobierno, los planes, las causas, las consecuencias, la coyuntura entre pasado y futuro, el entorno internacional del que somos parte, y cómo opera el mecanismo electoral de la democracia, donde cada voto cuenta, y sumado a los demás, el que obtiene más votos gana.

Con el Pueblo hay que ser sensibles: ellos se sienten pueblo, nosotros gobierno, aunque seamos de los mismos, pueblo y gobierno por igual; debemos ser empáticos, tratar al Pueblo con dignidad y con sinceridad, ser sensibles a sus expectativas, temores y creencias; y por encima de todo, hablarles con la verdad en la mano.

No hay excusas para no revelar la verdad. La verdad vincula a las personas; genera confianza; motiva; empodera. La verdad libera, limpia el espíritu, derrota a la corrupción. Con la verdad como base podemos estar seguros de que estaremos construyendo una nación justa que nos incluya a todos.

Entonces, los argumentos de los opositores son respetables, porque son creencias y temores de la gente, y además los apreciamos porque nos indican el rumbo a seguir en la labor de educación que realiza el Gobierno. La oposición le dice al Gobierno adónde hace falta más información, más sensibilidad, más verdad.

En otros países, los problemas nacionales se resuelven con balas y muertos, con incendios y bloqueos. En nuestro país estos problemas los resolvemos a través de la palabra, o sea, dialogando y votando por medio de elecciones libres y democráticas, donde todos tienen el derecho y el deber de votar y decidir el futuro del país, y el privilegio de disfrutar de esta nueva fiesta que conmemora nuestra centenaria democracia.

Tuesday, May 29, 2007

Nuestra Guerra Civil

Las guerras civiles son episodios de crisis que atraen la mayoría de la energía de una nación. En una guerra civil, hermanos se matan entre hermanos. Los resultados son devastadores en lo ambiental, en lo político, en lo económico, en lo social, en lo emocional, en lo espiritual. Su gravedad puede llevar a desangrar una sociedad por completo y sumir a un país entero en el estancamiento, del cual cuesta varios años salir.

Las guerras civiles requieren, como requisito exclusivo, la existencia de un poder militar legítimo y de un poder militar ilegítimo. Unos reprimen, otros detentan. Sin embargo, en ausencia de poder militar, las guerras civiles no tienen cómo surgir.

Podríamos pensar que esa es la gran ventaja que tiene Costa Rica, pues al no tener ejército, no tiene ente armado represor ni gesta un ente armado detentador.

Lo que sí es cierto es que muchas de las devastadoras consecuencias que conlleva una guerra civil se pueden vivir aún en un Estado desmilitarizado como el nuestro. La ingobernabilidad, la pérdida de confianza, la pérdida de valores, el aumento en la violencia, las señales que el país envía a nivel internacional en cuanto a comercio exterior e inversiones, la articulación del tejido social, la eficacia del sistema educativo, las percepciones del pueblo, el mercado interno, la sostenibilidad del medio ambiente.

Cuando un país ha pasado diez años sin tomar decisiones que orienten el timón en el sentido del desarrollo social, económico, político y ambiental a la altura de las mejores prácticas mundiales modernas, está asegurándose que no saldrá adelante. Es como si un niño de escuela, ignorante de la mayoría de circunstancias que rigen su vida, decidiera dejar de estudiar. Estudiar implica tomar centenares de decisiones -cada sesión de estudio hay que decidir hacerla- para lograr un objetivo que está muy adelante en el futuro y que cuenta con pocos incentivos para seguir adelante. No obstante, casi todos terminan la escuela, muchos el colegio y bastantes la universidad.

Para los que no eligen ese rumbo, el Estado debe proveer oportunidades para que puedan recibir empleos dignos en calidad y remuneración y las facilidades que existen en el mundo moderno para desarrollar emprendimientos. La creación de empresas es, sin ninguna duda, el motor de la generación de la riqueza que requiere un país para salir adelante en lo social, gracias a la adecuada distribución de la riqueza a la que le hace honor nuestra Carta Magna.

No ha pasado por Costa Rica una guerra civil, ni por asomo, en toda su historia. Nunca el país ha sufrido de estancos o crisis prolongadas por decenios y generaciones. Sin embargo, los últimos diez años nos hemos quedado en un nivel de desarrollo inferior al que hubiéramos podido alcanzar si nos hubiéramos podido poner de acuerdo. Nunca es tarde para ponernos de acuerdo para que los próximos diez no representen otro letargo en el desarrollo de nuestras generaciones futuras.

Rasgar las velas

Cada uno en lo suyo y paz en lo de todos. Cada persona tiene la oportunidad de desempeñar un papel en la sociedad en la que vive. Algunos eligen desempeñarlo, otros no. Eso se respeta. Cada ser humano tiene, además, la posibilidad de construir, con sus semejantes, una mejor sociedad. Algunos eligen no hacerlo. Eso también se respeta. Toda persona, desde la más niña hasta la más vieja está en capacidad de comprender que la coexistencia pacífica es terreno fértil para el bienestar y la felicidad. Algunos eligen distinto, y eso se respeta, siempre que eso no limite la fertilidad que la coexistencia pacífica brinda a los que sí la quieren. En palabras de Benito Juárez, "el respeto al derecho ajeno es la paz." Porque un país de paz lo es para todos sólo si todos somos concientes y nos esforzamos por alcanzarla. Basta conque una sola persona no desee que haya coexistencia pacífica para que deje de haberla. La paz es, por eso, el más frágil de los consensos, y a la vez el más anhelado por todos, incluso por quienes eligen alejarse de ella. Esta gente lo que más carece es de paz interior, de armonía consigo mismo, de capacidad de entender que todos queremos una paz que los incluya a ellos.

Cada persona elige qué papel quiere desempeñar en la sociedad. Cada uno elige desde qué posición buscar contribuir a una mejor nación. El papel de los gobernantes es, en las democracias, fijar nortes, trazar rumbos y alzar velas. Nunca lo ha sido soplar. Lo que sopla es a veces resultado del pasado propio de la nación, a veces del presente ajeno a nuestro alrededor. Y otras veces, se sopla entre todos en dirección a las velas que han sido alzadas. Sólo así se avanza. En este mar tan navegable, los gobernantes son los que ejecutan un plan para navegar más eficazmente por la historia y hacia el futuro. Hay personas que se encargan de cuestionar los nortes, de criticar los rumbos y de rasgar las velas para que el barco no navegue, ojalá y zozobre. Al menos en este país.

En otros países más desarrollados, más maduros como naciones, más capaces de aprender de su pasado y leer el entorno actual de cara al futuro, los nortes son cuestionados constantemente, no para oponerse a ellos, sino para cerciorarse de que son realizables; son criticados los planes fuertemente, no para adversarlos, sino para mejorarlos con el fin de que logren sus metas; pero las velas jamás son rasgadas, porque de ellas depende el progreso de todos los pasajeros del barco, de todos los habitantes del país. La condición de las velas determina la capacidad de navegar del mismo modo que la articulación entre las instituciones públicas determina la capacidad de gobernar.

Hecho ese lamentable diagnóstico, el pronóstico es que la ingobernabilidad alterará la sociedad a todo nivel, no sólo en el gobierno público, sino en la empresa privada, los servicios de salud, el sistema de educación, la protección del medio ambiente, y nos postre en el inmovilismo, que, en términos globales, significa retroceso. A menos de que hagamos algo.

Gobernar es educar y educar es dialogar. Dialogar es construir y construir es respetar. Si no se respeta al que piensa diferente, no se está construyendo ni se está dialogando, ni se está educando ni se está gobernando. En eso falla el gobernante. Si no se tiene la capacidad de ponerse en los zapatos del otro, también se está procediendo con irrespeto. En eso falla el gobernado. Ponernos de acuerdo para mejorar la coexistencia pacífica para salir adelante consiste, pues, en respetarnos los unos a los otros. Y en no rasgar las velas.

Sunday, May 27, 2007

Dialogar

Hemos olvidado lo que significa este término: significa construir una mayor coexistencia pacífica a través de la palabra. En el intercambio de ideas en torno al TLC, más pareciera que estamos intentando desacreditar las ideas ajenas y descartarlas en su totalidad, que armar estructuras de intercambio y de amistad basadas en los valores de paz: creatividad, empatía y no violencia.

Pase lo que pase con el Referéndum el próximo 23 de setiembre de 2007, la población de este país deberá esforzarse por construir una nación para todos, algo que hemos olvidado durante toda la última década del siglo anterior y lo que llevamos de este. O sea, una generación entera se nos ha ido esperando alcanzar la aprobación absoluta de nuestras ideas y la aniquilación de las ideas de nuestros adversarios.

Quizás esta es la guerra civil de Costa Rica que algunos han vaticinado. Las dificultades para gobernar han hecho que las docenas de decisiones que el país debía tomar durante estos últimos 17 años hayan sido pospuestas y resagadas. La consecuencia es un freno al desarrollo nacional que caracterizó al país durante todo el Siglo XX.

En otros países, las guerras civiles también implican la mutilación del tejido social, algo que en Costa Rica es prácticamente impensable por ser un país desmilitarizado. Esto garantiza que las luchas armadas no tengan sentido, pues sólo lo tienen cuando las rebeliones armadas o intentan mantener su poder legítimo, en el caso de ejércitos estatales, o intentan legitimar su poder, en el caso de ejércitos rebeldes que buscan derrotar a ejércitos estatales.

No obstante, la ingobernabilidad en la que vivimos, la falta de construcción de lazos de amistad y la inacción para mejorar la coexistencia pacífica, han socavado las bases que hicieron de este país una nación inclusiva, justa, democrática, solidaria. Por ende, a lo que hemos llegado es a un sistema político entrabado por los abanderamientos ideológicos, en algunos casos identificados con partidos políticos, pero en otros casos reducido a un "a favor y en contra" en torno al TLC.

Lo cierto es que constuir nación no es fácil, ni siquiera en condiciones de relativa paz, y el mejor ejemplo de ello es precisamente Costa Rica. Lo peor de todo no es el diagnóstico de lo que ha sucedido en el país los últimos 17 años, sino el pronóstico de que esto no va a cambiar pronto, ni con el Referéndum, ni con las elecciones presidenciales y legislativas de 2010.

La única vía pacífica que hay en el panorama es promover el diálogo, reaprender a construir a través de la palabra, recordar la meta última de la política y del derecho y de la economía y de la medicina y de la ingeniería y de la pedagogía y de las ciencias naturales: mejorar la coexistencia pacífica entre seres humanos que comparten este territorio y que se obligan bajo nuestras leyes soberanas.

Dialogar, además, genera un efecto multiplicador en la sociedad: cuando lo hacemos consistentemente, damos el ejemplo a otros para que lo hagan también. Mientras que si nos dedicamos a debatir, y ni siquiera nos vemos a los ojos cuando hablamos con otros, eso es lo que los demás aprenderán. Tanto más cierto si ese debate confrontativo y poco pacífico lo hacen nuestros líderes políticos, académicos, civiles y económicos.

Wednesday, May 23, 2007

La búsqueda de la Verdad

Mahatma Gandhi ha sido uno de los líderes revolucionarios más influyentes de la historia de la humanidad. Él derrotó, en 1948, al poderoso Imperio Británico y los expulsó de la India, a través de una campaña en la que no se disparó una sola bala. Él motivó a millones de personas a que se defendieran de la ocupación extranjera por medio de la práctica de la "Resistencia No Violenta," que era una disciplina espiritual para construir un carácter -individual y colectivo- basado en la actitud de no agredir al oponente, ni de acción ni de palabra, aunque el oponente sí lo hiciera contra ellos. Venció la paz sobre la guerra, la fuerza del espíritu sobre la fuerza de las armas, la Verdad sobre el Imperialismo.

La filosofía sobre la que Gandhi basó su templo de resistencia no violenta fue la búsqueda, constante e incesante, de la Verdad. Hay tres tipos de verdad: la verdad material de la que hablan los abogados, o sea, aquellos hechos que pueden ser probados en juicio; la verdad subjetiva, que es lo que alguna gente cree porque otros lo dicen; y la Verdad Real, lo que hay detrás de los hechos probados y de lo que la gente quiere que creamos.

El proceso de búsqueda de la Verdad Real es un proceso individual. Nadie nos puede ayudar. Mientras no hallemos la Verdad Real, estaremos atascados en el engaño. Por lo tanto, estaremos siendo esclavos de lo que otros nos dicen. Ser libres significa conocer la Verdad Real. Ser libres significa poder olfatear desde lejos al que miente, al que manipula, al que engaña.

No siempre he dicho la verdad. A veces porque no la sabía, a veces porque he sentido temor de decirla. He aprendido desde mi infancia que mentir corrompe el espíritu aunque creamos que no. Mentir nos aleja de la verdad. Mentir nos mantiene engañados, nos mantiene esclavos, nos roba libertad.

La estrategia de promoción de mentiras es la forma de política más vil y corrupta que existe. Es muestra de la ambición de poder tan grande de las personas, que quieren ganar el apoyo de los demás aunque sea mintiendo.

No mentir es un mandamiento judeo-cristiano que ha gobernado la coexistencia pacífica de la civilización humana por 5700 años.

Qué pasó con el pueblo costarricense que difundía la supremacía del valor de la verdad? Qué pasó con la Costa Rica que metía a la cárcel y eliminaba de la política al mentiroso y al corrupto? Qué pasó con la Costa Rica que defendía su soberanía con antorchas en llamas? Por qué hemos bajado los brazos y hemos permitido que países como Cuba y Venezuela, hermanos latinoamericanos lamentablemente abrazados con el anti-desarrollo, el anti-progreso y la anti-Verdad, nos vengan a decir lo que es bueno para nosotros?

Si es que mi querida Costa Rica decidió bajar los brazos y dejar la "lucha tenaz de fecunda labor," lo acepto con dolor, pero lo acepto. Lo que me preocuparía mucho, dentro de unos años cuando deba irme a buscar trabajo al bello país vecino de Nicaragua, es si mi querida Costa Rica sabía la Verdad cuando decidió en las urnas el futuro de todos los costarricenses, o si decidió porque creyó en mentiras y engaños.

Tuesday, May 15, 2007

Costa Rica sí se vende

La cuestión no es si vendemos o no vendemos el país, sino cómo hacerlo de manera sostenible, de manera que los hijos de nuestra generación también puedan disfrutar de las bondades y delicias de esta tierra. No es solamente una cuestión ambiental, aunque también. Las playas, los bosques, las aguas de mar, río, represa y manto acuífero; la biodiversidad, la salud y el aire limpio.

Al país llegan millón y medio de turistas al año, que son la fuente de sustento para miles y miles de costarricenses. Ellos venden –sosteniblemente en la mayoría de los casos- a Costa Rica.

En el país habitan cerca de 800.000 inmigrantes provenientes de varios países, principalmente de Nicaragua, Estados Unidos, Colombia y Europa. Ellos han venido aquí en busca de mejor porvenir y han decidido quedarse. Han comprado un pedacito de país que tenemos en venta. Vivir aquí, en muchos sentidos, es mejor que vivir en otros países del mundo. Aquí no hay inviernos crudos, ni veranos de sequía. Aquí no hay ni ejército ni terrorismo. Aquí el poder político cambia obligatoriamente cada cuatro años. Aquí los ciudadanos tienen la posibilidad de decidir, cada cuatro años, quién gobierna con ese poder. La mitad de la población del mundo no tiene ese derecho, sagrado para nosotros.

Costa Rica sí se vende: la mano de obra costarricense produce bienes y servicios que no sólo se consumen aquí sino que también se consumen en 140 países más. Costa Rica sí se vende porque nuestra capacidad productiva y nuestro sistema educativo hacen que producir en este país sea sumamente rentable, en sectores agrícola, industrial y de alta tecnología.

Debemos aprender a vender Costa Rica de manera que evitemos que se tapicen nuestras costas de cemento y varilla; a venderla de manera que el que quiera producir desde aquí para acumular riqueza personal y oportunidades para otros entregue a cambio salarios bien remunerados, conocimientos y preparación técnica a nuestros trabajadores, y condiciones laborales por lo menos tan buenas como las que ofrece nuestra Constitución Política y nuestro Código de Trabajo.

Cuántos costarricenses trabajan vendiendo al país? Medio millón en turismo y medio millón en exportaciones. Casi la mitad de la fuerza laboral se gana la vida y lleva sustento a sus familias vendiendo al país. Los que no trabajan en eso, académicos, funcionarios públicos, empleados bancarios, profesionales en salud, entre otros, también queremos que nuestros compatriotas se sigan ganando la vida vendiendo al país. Sería mezquino y egoísta desearles lo contrario. Lo que no debemos tolerar es que se gaste la Costa Rica que tenemos hoy y se la quitemos a los costarricenses del mañana.

Monday, May 14, 2007

Antiamericanismo

¿Debemos firmar un TLC con Brasil, un enorme mercado de 180 millones de consumidores, la doceava potencia económica del mundo y líderes mundiales en fútbol, aunque tengan un millón de niñas trabajando en prostitución, donde millones no saben leer ni escribir, donde la mitad de la población vive bajo la línea de la pobreza, donde hay altos niveles de corrupción, donde se rechazó un Referéndum para prohibir el portar de armas de fuego, donde un bajísimo porcentaje de ricos son dueños del 75% de todo lo que se produce?

Aunque los Estados en su naturaleza jurídica sean amorales -no tienen moral por ser personas jurídicas- la decisión de no firmar el TLC con Estados Unidos porque “matan niños en Irak” es un juicio moral, porque responde a la pregunta ¿Apoya usted la matanza de niños iraquíes por parte del ejército estadounidense? ¿Sí o No? Y por supuesto que todos nosotros, ciudadanos de un país de paz, no somos los que estamos a favor de ninguna intervención militar, mucho menos cuando es el evidentemente fuerte contra el lamentablemente débil.

Consideramos, por lealtad a la neutralidad internacional que ostentamos desde 1982, que repudiamos todo uso de poder militar para subyugar a otros en satisfacción de intereses propios. No podemos comprender, nosotros los costarricenses, que por los últimos 58 años de historia democrática y constitucional jamás hemos resuelto nuestros conflictos nacionales e internacionales por medio del uso institucionalizado de las armas, que un país invada a otro haciendo uso de armas de guerra, cosechando violencia porque es violencia lo que han sembrado, aumentando el repudio internacional por la imagen-país que se han forjado los Estados Unidos, especialmente desde el 11 de setiembre de 2001, cuando decidieron invadir Afganistán e Irak, tras saltarse arbitrariamente las reglas internacionales de coexistencia pacífica que sostenían la estructura coercitiva de las Naciones Unidas. Además, la información de inteligencia que se utilizó para tomar la decisión de invadir Irak nunca fue comprobada con idoneidad, pues a la fecha no se han encontrado armas de destrucción masiva. O sea, es una guerra totalmente injusta desde cualquier óptica.

Eso no elimina la realidad de las relaciones que históricamente hemos tenido como país y como pueblo con los Estados Unidos, no sólo de buenos vecinos y buenos amigos, hospedando ellos a miles de los nuestros y nosotros mutuamente a ellos, sino que también de gran contribuyente al desarrollo de nuestra economía gracias a donaciones y préstamos para proyectos e investigación y capacitación e infraestructura que nos han brindado generosamente, o el hecho de comprar desde hace más de un siglo la gran mayoría de nuestro producto para exportar, desde el café y el banano del Siglo XIX, hasta los microprocesadores de INTEL y nuestros minivegetales de hoy.

Desde 1984 nos compra muchos de nuestros productos a unos precios que nos hacen bastante competitivos entre productores regionales. Esa unilateral concesión que se llama “Iniciativa de la Cuenca del Caribe” que los Estados Unidos tan gentilmente han promovido para recuperar comercialmente a los países del Caribe, consiste en comprar nuestro producto libre de impuestos. Esta directriz de comercio del gobierno estadounidense nos ha desarrollado mutuamente, ya que ellos se han beneficiado de la gran variedad de clientes cuyas necesidades se satisfacen con producto costarricense Hecho en Costa Rica, y nosotros hemos podido generar empleos directos e indirectos para al menos quinientos mil costarricenses.

En materia turística, mucho más relacionados estamos con ellos aún: la cantidad de empleos que genera el sector es de cerca de medio millón, contando directos e indirectos, y de Estados Unidos proviene el 46% de turistas que visitan nuestro país cada año.

Más de la mitad de la fuerza productiva del país todavía depende económicamente de los Estados Unidos, entre turismo, exportaciones y otros servicios. Si queremos cambiar esa dependencia, hay que hacerlo gradualmente para evitar crisis en la economía nacional.

Lo primero que hay que pensar como país es que no podemos dejar sin empleo a los trescientos mil trabajadores que se incorporarán a la fuerza laboral del país de hoy al 2012, y posiblemente la mitad de ellos se ganará la vida trabajando en empresas relacionadas comercialmente con los Estados Unidos. Lo segundo es que hay que tener reglas claras para saber cuáles son las condiciones que aplican para ambas partes con respecto a la compra y venta de productos, bienes y servicios costarricenses en Estados Unidos, y la compra y venta de productos, bienes y servicios estadounidenses en Costa Rica. Tercero, debemos abrir nuevos mercados con otros países con los cuales seamos competitivos, como los países de la Unión Europea, Taiwán, India, China, Corea del Sur, países que, además, comparten con nosotros de la Pequeña Gran Costa Rica el enorme avance en nuestras políticas comerciales que tanto desarrollo le han traído al país. Cuarto, repasar una y otra vez el dictamen que hizo un panel de expertos de la Organización Mundial del Comercio apenas la semana pasada en el examen de políticas comerciales al que debe someterse el país cada seis años, destacando al país como "ejemplar en su política comercial."

Nivelar nuestra relación comercial internacional con los Estados Unidos es una obligación nacional. Nos obliga nuestra Constitución Política, que manda al Estado a ser soberano, esto es, a darse sus propias reglas de gobierno. Nuestra Patria merece reglas claras para gobernar esa relación comercial. Ya no podemos seguir con una concesión unilateral, que ellos modifican cuando quieran y a su antojo.

En defensa de nuestro firme sentimiento de moralidad por la actitud y comportamiento militar estadounidenses y de otras potencias militares alrededor del mundo, hemos planteado ante las Naciones Unidas y en distintos foros internacionales el Consenso de Costa Rica, que busca resonar a nivel internacional para promover la reducción del gasto armamentista militar en el mundo. De un país como Costa Rica se espera este tipo de liderazgo.

Tuesday, May 08, 2007

El Plan B - Primera Parte

A mí me gusta escuchar la posición anti-TLC porque me ayuda a prepararme, al menos emocionalmente, para la no aprobación del tratado. Si se rechaza el TLC y USA retira la ICC (que según dice La Nación de hoy, el Sistema General de Preferencias vence el 31 de diciembre de este año), el panorama sería bastante sombrío, pues no tendríamos accesos privilegiados ni siquiera a los mercados más cercanos, como Centroamérica. Peor aún, perderíamos competitividad porque ellos podrían exportar en mejores condiciones.

Me parece que, adicionalmente a la preparación emocional para el Plan B, hay que buscar las fortalezas o destrezas sobre las cuales nos apoyaríamos como país para mantener un nivel de desarrollo que por lo menos permita no retroceder demasiado. Me cuesta vislumbrar un Plan B donde haya condiciones que nos permitieran desarrollarnos a buen ritmo para que dentro de 15 años podamos montarnos en el nuevo tren de desarrollo comercial internacional, que imagino que sería un marco multilateral de eliminación de subsidios, baja de aranceles y acceso a mercados. O sea, un mercado global.

En un esfuerzo por pensar en la gravedad del rechazo al TLC, podría significar para este país verse sumido en una pobreza enorme en comparación con sus otrora vecinos pobres centroamericanos. Ese escenario no lo deseo, pues aunque creo tener la posibilidad de irme a buscar vida y trabajo a Honduras, de donde es mi mamá, o a Brasil, de donde es mi novia, este es el país donde preferiría vivir de entre todos los países del mundo. Sin embargo, si el país no presenta las condiciones necesarias para desarrollarme (nos) en la dirección y al ritmo necesarios para mantener un crecimiento estándar acorde con el crecimiento global, nos rezagaremos, y yo minusvaloro el rezago.

Lo que sí me parece es que el TLC es quizás el conflicto más importante, desde el punto de vista de su complejidad, que se ha presentado en la historia costarricense. Ni la invasión de William Walker ni la crisis política de 1948 rasgaron el tejido social nacional como lo ha rasgado el TLC. Esto me parece más preocupante que el comercio o el mercado internacionales. Porque la realidad es que aunque pertenecemos a un entorno regional o mundial en el plano comercial, vivimos en una sociedad donde hay polarizaciones muy graves que, por experiencias conocidas en la historia mundial, siempre llevan a rupturas violentas.

Me parece que los dirigentes de este país han fallado en apreciar y valorar la dimensión del conflicto y sus potenciales implicaciones (algunas ya son reales). El diagnóstico no es muy promisorio, porque no he visto señales de cambio en este gobierno en cuanto a la posición ante el conflicto. No creo que tengan el suficiente conocimiento, y quizás la requerida humildad, para aceptar que el poder en este país está difuminado entre grupos políticos, grupos económicos, y grupos de sociedad civil. Ignorar a estos últimos es un error supremo.

Aquí tiene que haber una repartición de cuotas de poder político de manera que incluya a la sociedad civil. Eso es muestra del desarrollo humano de un país, pues es sólo en las sociedades más desarrolladas (desde el punto de vista de civilización) donde hay una sociedad civil que orienta el desarrollo de los países. Ignorarlo sería una sentencia inequívoca de subdesarrollo.

O sea, la dirigencia político-económica de este país parece haber fallado en entender que el pueblo no quiere ser actor político sólo cuatro minutos cada cuatro años. No. Esa participación política, obligatoria si uno quiere tener la autoridad moral para opinar públicamente, se limita a cumplir con un requisito electoral para la sustitución democrática del gobierno. Sin embargo, el liderazgo y la participación política van mucho más allá.

Fallamos en escucharnos los unos a los otros. Incluso fallamos en escucharnos a nosotros mismos. Esto imposibilita descubrir si estamos o no equivocados en lo que creemos. Y es que también otra patología nacional que he observado es que aquí la gente se cree cuanta ocurrencia le pasa por la mente. Más aún, se creen cuanta ocurrencia escuchan que los moviliza emocionalmente. Es un síntoma de subdesarrollo individual.

En este marasmo de síntomas de desarrollo humano y subdesarrollo individual y nacional, lo que me queda claro es que ya no somos un país de tercer mundo, pero nos falta mucho para serlo de primer mundo. O sea, y aunque la clasificación nunca se utilice, creo que Costa Rica ha alcanzado un decente rango de segundo mundo que lamentablemente no es suficiente como para satisfacer las expectativas de tantos y tantos costarricenses que, en lo artístico, profesional, económico, internacional o social han hecho méritos para ser ciudadanos de una nación de primer mundo.

El paso que falta no es tan grande. Sin embargo, el que no sabe para dónde va, en cualquier lugar está perdido. Si los dirigentes políticos fallan en escuchar a los dirigentes de sociedad civil, fracasaremos en dar el paso. Si los dirigentes de la sociedad civil fallan en escuchar a los dirigentes de gobierno, fracasaremos en respetar la institucionalidad del país que tanto respeto internacional nos ha generado. Queda una última oportunidad clara de dar el paso con el menor costo nacional posible. De lo contrario, procurar ese paso tomará varios años de un trabajo metódico y concienzudo para construir “nación” nuevamente.

El TLC debe ser aprobado con un apoyo popular de 90%. Menos de eso es fracasar, pues aunque se aprobara a la fuerza y se soportaran 6 meses de paros y huelgas y actos terroristas a la institucionalidad del país, la brecha que habría dejado el conflicto sobre el tejido social del país requeriría de algunas décadas para ser reconstituido, si acaso.

La única forma que se me ocurre hoy por hoy de que se apruebe el TLC-90% es que los unos escuchen a los otros. Insistí a mi entrada al Ministerio que eso había que hacerlo y que era urgente. Por supuesto que choqué de cabeza contra una pared gigantesca. Me tranquiliza por lo menos resonar dentro de mí algunas ideas que se consolidan como diagnóstico del conflicto.

Ayer fue un día de pesimismo, que me sirvió para dimensionar el espectro temporal del conflicto. Se nos acaba el tiempo. No quiero darme por vencido y quiero intentar vender mis ideas más allá de mi compañero de oficina. Ahora que voy a Noruega podré tener una pausa para meditar y reflexionar sobre la mejor forma de transmitir algunas de estas ideas. Seré testigo, una vez más, de cómo funciona el país con la mejor calidad de vida del mundo. Honestamente, estoy dispuesto a sacrificar este puesto de trabajo, si es que mi osadía de disentir y proponer tuviera semejante costo político para mí.

Si algo me ha quedado de aprendizaje del comandante Ernesto Guevara de la Serna es que no hay que claudicar en la lucha por nuestros ideales. También aprendí de él, con su muerte, que si uno se convence de lo que piensa, termina creyendo algo que podría ser equivocado. Lo dijo Nietzche: es más peligrosa una persona que está convencida de una idea que alguien que miente, porque el mentiroso por lo menos sabe que está mintiendo. El convencido ignora si está o no equivocado. Yo creo, casi al borde del convencimiento, que estar a favor o en contra del Tratado no son las dos únicas opciones viables. Creo que hay por lo menos una tercera opción, ya sea un híbrido de las dos posiciones anteriores, o una trascendente, que apele más a valores y principios nacionales que a intereses económicos o políticos, de los unos y de los otros.

Cito la Biblia: que tire la primera piedra quien se sienta libre de pecado. Estamos entre ángeles y demonios, y los hay en ambos bandos.

Podemos mucho más.

Álvaro Cedeño.
10 agosto 2006

Sunday, May 06, 2007

Razones políticas

Razones políticas, no técnicas, son las que ayudan a entender por qué el debate de fondo sobre el TLC en este país debería ser sobre el golpe de timón político que queremos que reciba el país hoy, que importa más que el tratado mismo.

Está claro que el país no se va a empobrecer con el TLC. Está claro que el TLC no versa sobre ningún elemento fuera de lo estrictamente comercial. Está claro que algunos sectores de la población sufrirán cambios en sus estilos de vida, ojalá todos para bien. Está claro también que si en este momento tuviéramos un país que prepare mejor a nuestra población para utilizar el gran caudal emprendedor que tiene este pueblo, quizás no necesitaríamos del TLC para continuar nuestro desarrollo tanto como lo necesitamos hoy. Esta preparación a la población no se dio porque no se sabía hace 20 años que esa era otra vía. Si queremos llegar allá, deberemos esperar 20 años por lo menos. Una generación entera del país en espera, mientras que el resto de la población actual podría ser capacitada por el Estado de manera gratuita, obligatoria, costeada por el Estado, y pública, para desarrollar su espíritu emprendedor.

Con esto nos garantizamos que en 20 años seremos capaces de producir suficiente riqueza nacional como para que todo habitante del país pueda disfrutar de igualdad de riqueza en sus necesidades humanas básicas: justicia imparcial y equitativa; educación de la mejor calidad; medio ambiente óptimo; obviamente, todo ciudadano viviendo en casa con comodidades suficientes -como se vive en Noruega; transporte público de primer nivel; cobertura de salud completa; seguro social completo para la tercera edad; becas universales para educación.

El voto del Referéndum es de confianza para el equipo de negociadores que se aprestan a negociar el Acuerdo de Asociación con la Unión Europea. Son personas técnicas profesionales en los temas más complejos del Comercio Internacional, con la suficiente experiencia pública como para ser mundialmente reconocidos. Que no se nos olviden los José María Figueres, las Anabelle González, los Roberto Echandi, y sobre todo los Ronald Saborío, el Embajador costarricense más calificado en materia de Comercio Exterior a nivel mundial, y el Embajador con más años de antigüedad en toda la Organización Mundial del Comercio.

El equipo negociador hizo su mejor esfuerzo con la experiencia que tenían según las reglas y en las circunstancias que la época demandaba cuando se negoció el TLC con Centroamérica y Estados Unidos. Hoy, todos -ellos y nosotros- tenemos más experiencia sobre los TLCs de la que jamás antes tuvimos en nuestra historia. Y eso es bueno porque nos permite corregir el futuro para no repetir el yerro del pasado. Lo que no podemos corregir es el pasado. También está claro que la única forma de tener un contrato legal entre países con quien hasta hoy es todavía nuestro principal comprador de lo que producimos -y de muy buena paga- es firmando este TLC. Lamentablemente, este TLC nos ha impedido ver al equipo negociador de primer nivel y al Ministerio de Comercio Exterior y a los Presidentes de este país que han decidido conducir al país por la vía de la apertura comercial, como seres humanos de carne y hueso, que también han aprendido grandemente de su experiencia del TLC.

Ellos son lo mejor que tenemos y los que más voluntad han tenido para servir en la gestión pública. El trabajo de ellos es honorable, y si alguien tiene un reclamo sobre su proceder como funcionarios públicos, que lo ventile en los Tribunales de Justicia. Justicia que, por cierto, merece el inocente hasta que no se demuestre su culpabilidad por un Tribunal del Estado.

Si damos estos golpes de timón a nuestros valores, si somos inteligentes y pensamos por un minuto en el futuro que queremos vivir dentro de 20 años, que es uno en el que tengamos oportunidades suficientes como para que cada ciudadano se gane la vida como desee, con libertad, no con opresión, y con la educación individual y colectiva para tomar esas oportunidades -nosotros y nuestros hijos- y sacarles el máximo provecho. No generar suficientes opciones de trabajo a la Costa Rica del año 2027 es irresponsable si se sabe desde hoy que perderemos competitividad con nuestros vecinos centroamericanos a partir del instante que decidamos rechazar este TLC.

Yo nací en este país y pudiendo haber elegido otro país para vivir, elegí este y aquí estoy, dando mi grano de arena para que dentro de unos años mi esposa y yo elijamos criar a nuestros hijos también en esta tierra gentil, madre de amor, cuyo pueblo, valiente y civil, trocó las armas en educación y paz. Ahora, el cambio que nos toca dar como país, ciertamente más sencillo, y obligatoriamente participativo para esta Noble Patria soberana, consiste en asumir la actitud de adaptación al cambio; en permitirnos ayudar a nuestro vecino y tenderle una mano como quien tiende un puente: solidariamente; consiste, este cambio, en hacer su plan estratégico de desarrollo, y aprender a medir, a evaluar y a controlar, de manera que mejoremos la efectividad en el cumplimiento de las metas del gobierno para el mayor bienestar de todo el pueblo.

Saturday, May 05, 2007

Un país desarrollado

Si Costa Rica no es un país desarrollado, ¿cómo son los países desarrollados? Asumamos que desarrollo significa la búsqueda de mejor calidad de vida para los ciudadanos. Según esta definición, hay varios países, principalmente en Europa, que han alcanzado sistemas políticos que le permiten a cada ciudadano tener oportunidades y acceso a mayor bienestar.

Las políticas de desarrollo deben tocar cuatro áreas principales. Primero, el fortalecimiento de la economía, que significa mayor generación de riqueza. Segundo, las políticas sociales, que tienden a una más justa distribución de la riqueza que el país entero produce. Tercero, las políticas ambientales, que procuran la sostenibilidad en el uso de los recursos naturales en el largo plazo. Esto es, permitirle a las generaciones futuras usar los mismos recursos naturales que hoy utilizamos. Y cuarto, lo meramente político, que es la relación entre de los distintos Poderes de la República y el pueblo, que, organizado democrática y representativamente, recibe el nombre de Sociedad Civil.

Los países desarrollados saben, desde hace más de un siglo, que la educación garantiza la generación de riqueza, especialmente en un mundo cada vez más apoyado en el conocimiento, las buenas ideas, la creatividad, las relaciones entre seres humanos. La distribución de la riqueza se manifiesta a través de la cobertura universal y solidaria del acceso a servicios médicos y a la educación gratuita y obligatoria. La protección ambiental garantiza la protección de los recursos naturales para que las próximas generaciones puedan disfrutar de ellos igual que nosotros lo hacemos. Y las relaciones con la Sociedad Civil son de absoluto respeto mutuo, con profundo apego a las leyes que conforman el Estado de Derecho.

Noruega es un país desarrollado, no sólo por los altos niveles de riqueza de su población, sino, sobre todo, por la excelente forma como distribuyen la riqueza que genera el país entero. Cuentan con un seguro social que garantiza la salud gratuita del mejor nivel de sus ciudadanos desde el momento del embarazo hasta el momento de la muerte, sin tener que hacer largas filas ni esperar semanas para recibir atención especializada. Además, cuentan con un voluminoso fondo de becas para que todo ciudadano que tenga deseos de estudiar, pueda hacerlo, desde el preescolar hasta el final de los estudios universitarios. Eso sí, cada profesional graduado debe retribuir de nuevo al fondo de becas que le permitió educarse, para permitirle a las futuras generaciones disponer del mismo fondo.

En materia ambiental, educan a su población para que clasifiquen la basura antes de botarla. Esto quiere decir, lavar los envases de plástico, vidrio o aluminio, e irlos a depositar al puesto de reciclaje más cercano, para que pueda ser utilizado nuevamente, lo mismo que los desechos de papel y cartón. Los restos de comida se colocan en bolsas biodegradables que van a un basurero diferente, donde se transforma en abono para plantas.

Su Sociedad Civil la componen las más diversas organizaciones, desde partidos políticos agrupaciones religiosas, gremios empresariales, sindicatos de empleados, asociaciones solidaristas, grupos ambientalistas, sectores académicos, etc.

Como se puede constatar, los cuatro pilares fundamentales del desarrollo de un país ya existen y se encuentran bastante firmes en Costa Rica. La economía, pequeña y débil en recursos naturales, ha sabido asociarse con otras economías mundiales más fuertes, como la chilena, la mexicana, la canadiense. La distribución de la riqueza, que incluye cobertura universal y solidaria para todo habitante del país -cualquiera que sea su condición legal- en servicios médicos y educación pública, ambos costeados por el Estado. La protección ambiental, donde la conciencia ecológica costarricense nos ha posicionado como líderes en biodiversidad, reforestación y porcentaje de áreas protegidas. Y las relaciones con la Sociedad Civil, donde incluso cualquier grupo de ciudadanos puede formar un nuevo partido político para ofrecer, por la vía democrática, una nueva opción de personas e ideas para liderar al país.

No obstante, para llegar a niveles de desarrollo que alcancen a la totalidad el país, debemos dar un último paso en el camino que ya llevamos. Este último paso implica resoluciones como país, decisiones de los diputados, y liderazgo del Presidente. Además, y más importante que todo, alcanzar el desarrollo requiere, indispensablemente, que cada persona en el país adopte la actitud de querer superarse, de progresar, de salir adelante, de abandonar las pobrezas, no sólo la económica sino también la social, la ambiental, la intelectual. No hay país desarrollado que lo haya logrado sin el deseo y el impulso de su pueblo. La pregunta que el pueblo debe responder en el Referéndum es, por lo tanto, si desea desarrollo o no.

Saturday, April 28, 2007

Qué es un Tratado de Libre Comercio?

Un Tratado de Libre Comercio es un contrato legal entre dos o más países para reglamentar el intercambio comercial entre ellos. Es un contrato normal, con descripción de las personas (Estados) que lo firman, del objeto del contrato (comercio internacional), de un mecanismo para resolver conflictos futuros que surjan entre las partes respecto al objeto del contrato, y de un mecanismo de denuncia para dar por terminado el contrato.

La importancia de los TLC es que eliminan barreras al comercio internacional de manera que hace más baratos los costos de compra y venta de bienes y servicios en el mercado internacional. En el mundo existen 362 TLCs vigentes o en vías de negociación entre distintos países del mundo, y se espera que para el año 2010 existan más de 400.

Para Costa Rica, un país pequeño y con pocos recursos materiales transformables en materias primas para bienes de consumo, los TLCs han venido a ser la vía del desarrollo en un entorno global donde la competitividad marca la pauta de los países más desarrollados. La competitividad depende de tres elementos: a) educación de la población, lo cual se traduce en mano de obra calificada; b) políticas de gobierno para facilitar la creación y modernización de empresas y su transformación productiva para la exportación; y c) en los beneficios legales con los que cuente el país para vender sus bienes a otros mercados.

Estados Unidos es el mercado más grande del mundo, y es quien compra la mitad de lo que producimos. Por ahora y por algunos años será nuestro principal aliado comercial. Firmar un TLC con Estados Unidos implica legalizar los beneficios comerciales que tenemos en la actualidad, aumentando la seguridad jurídica de nuestro mercado. No firmarlo implicaría perder competitividad ante otros países vecinos que ya legalizaron dichos beneficios.

Thursday, April 19, 2007

El Referéndum

Viene historia viva para el país con esta decisión que nos tocará tomar a todos los ciudadanos para dilucidar, definitivamente, aceptar o rechazar el CAFTA.

El hecho de que el referéndum sea uno, único e igual para todos los ciudadanos inscritos en el padrón electoral, quiere decir que nos une a todos esta oportunidad, esta posibilidad, este raro privilegio de demostrarnos a nosotros mismos y al mundo entero de que hemos sido educados en esta cultura para transformar nuestros conflictos en paz, o sea, de manera empática, creativa y no violenta.

Hay que ser, además, proactivos, respetuosos, incluyentes y humildes, de manera tal que este instrumento democrático no sea solamente la resolución con carácter de "cosa juzgada" sobre el tema, sino que, y más importante que todo, sirva como cursor metálico de la cremallera de nuestro tejido social, que se ha venido rasgando poco a poco a lo largo de dos décadas de oscilantes niveles de gobernabilidad en el país.

O sea, este referéndum es la aguja para suturar heridas que la nación ha sufrido de la nación misma, en estos adolescentes años de autoflagelación por los que transita la Patria.

Vienen mejores días. De eso no hay duda. Ante el cambio siempre habrá reacción, no tanto por el temor de cambiar como por el temor de ser cambiado. Si la incertidumbre del futuro nos produce ansiedad, la posibilidad de que el cambio nos sea oprimido desde afuera es una amenaza difícil de soportar por un pueblo que apenas empieza a saber lo que significa tener soberanía.

Creímos, por más de un siglo, en la independencia como el valor fundamental. Poco a poco nos fuimos dando cuenta de que no queríamos ser independientes, sino, más bien, interdependientes con los demás países del mundo. Sin embargo, ningún grado de integración con otros países, sea en virtud de convenios comerciales o tratados internacionales de otra índole, hará al país perder su soberanía, o sea, la capacidad de darse a sí mismo las leyes que regularán la coexistencia pacífica de sus habitantes.

Wednesday, February 07, 2007

Hacer la Paz

Johan Galtung, padre moderno de los estudios de paz, define paz como la "habilidad de transformar conflictos de manera creativa, empática y no violenta."

La creatividad motiva a las partes a generar opciones para la solución de los problemas. Cuando participamos en un conflicto, nos enfrascamos en nuestra percepción del problema y en la percepción de nuestra contraparte. Eso imposibilita la búsqueda de salidas creativas para el conflicto. Transformar ese paradigma es el primer paso.

La empatía es fundamental para ayudarle al otro a resolver sus problemas. Es lo que hace la madre con el hijo bebé: se esfuerza incansablemente por entender los malestares del niño para intentar ayudarle a resolverlos. Y siempre lo logra. A nosotros, hombres adultos y mujeres que no son madres, nos vendría bien aprender a desarrollar la capacidad de pensar en los demás con la intención generosa de facilitar la transformación de sus conflictos.

Luego, la no violencia es una cuestión de actitud. Cada ser humano tiene la opción de elegir ser o no ser violento. Violencia, según la definición de los Lamas budistas, es cualquier cosa que altere la armonía. Así, un gesto ofensivo o una palabra hostil son manifestaciones violentas. Una amenaza y un insulto también lo son. Ni qué decir de una agresión física, con o sin armas.

Nuestro país se ha creído el paradigma de que somos un país de paz. Sin embargo, carecemos muchas veces de creatividad, de empatía y de no violencia en la resolución de nuestros conflictos. Lo que somos es un país desmilitarizado, y de esto nos sentimos orgullosos todos.

De igual forma, todos somos responsables por que esta bendita desmilitarización que nos distingue de entre la mayoría de pueblos del mundo, se transforme en una cultura de paz donde los conflictos que encontremos en el camino los enfrentemos con creatividad, empatía y no violencia.

La Cadena de Valor de la Paz

En palabras de Johan Galtung, considerado el padre moderno de los Estudios de Paz, paz es "la habilidad de transformar conflictos de manera empática, creativa y no violenta." Esta habilidad, como todas, se compone de conocimiento adquirido por aprendizaje, de práctica continua, y de la experiencia que deja el proceso mismo. De nada sirve predicar si no practicamos. De nada sirve practicar si no aprendemos. Así, de qué sirve ser una democracia centenaria y desmilitarizada si no sabemos cómo usarla como vehículo para la paz. O de qué sirve predicar, como hablar de dar vía al conducir y no darla, de dar la mano y no darla, de dar la paz y no darla.

Esta habilidad de hacer la paz es una cadena de valores. Según Chris Anderson, autor de "La Larga Cola de un Nuevo Modelo de Negocio", libro que explica cómo funciona internet, el mercado más ágil y voluminoso del planeta, "la transparencia construye confianza." En materia comercial, fijar precios justos por bienes y servicios es una obligación inherente a cada usuario para garantizar el funcionamiento sostenible del aparato como un todo. Todos los mercados del mundo funcionan -incluso los ilegales y clandestinos, a pesar de los esfuerzos por erradicarlos.

Matt Ridley, en su obra "El Origen de la Virtud", complementa a Anderson al demostrar que el intercambio comercial genera vínculos que devienen en amistades entre partes, lo cual fomenta la coexistencia pacífica. Por ello, debemos aprender, como civilización, del experimento de paz más ambicioso y exitoso de la historia humana: la Unión Europea. Deberíamos aprovechar, nosotros de cultura democrática y desmilitarizada, que hemos aprendido esta lección sin necesidad de haber pasado por las Guerras del Mundo. Llevamos un siglo de ventaja en ese camino hacia el desarrollo.

Agrega Ridley que la confianza, la que se da entre amigos, fomenta la virtud, ilustrada como solidaridad, cooperación, bien común, o empatía por el otro. En suma, la virtud alimenta la paz.

En esta cadena de valor debemos empezar por los eslabones que podemos desarrollar individualmente: la empatía, o el aprender a ponernos en los zapatos de nuestros adversarios o contrapartes; la creatividad, o la búsqueda de sinergias donde se generen opciones de mutuo beneficio, aunque ello requiera, forzosamente, de tiempo y pensamiento; y actitud no violenta, o guardar las armas y las palabras, hacer silencio y disculparse, como lo hace la gente decente y educada.

En este camino de paz, lo óptimo es ir aprendiendo todos de todos.